NG200501001

como referencia que en la década de los cuarenta se calcula que había unos 2.500, en el año de 1970 se estima que llegaban a los 4.000 individuos y, ya entrados los ochenta la población pemón ron- daba el doble que en la década anterior (unos 8.000 habitantes) 62 . La organización de parentesco es la clave para interpretar la organización social, pues entre los pemones ambas coinciden. Ade- más, los vínculos contraídos por medio del matrimonio determinan las relaciones entre las diferentes aldeas y también constituyen la base de su sistema económico 63 . La familia pemón está cimentada en relaciones de parentesco consanguíneo determinada por un sis- tema de descendencia bilateral. Entre estos indígenas existe una marcada preferencia hacia el matrimonio entre primos cruzados bilaterales. En efecto, la distinción terminológica que existe entre hermanos y primos cruzados hace referencia a los parientes con posibilidad o no, para poder casarse 64 . Aunque los matrimonios con individuos de comunidades lejanas son desaconsejables, estos suce- den mediante alianzas conyugales de carácter parental ficticio, ya que las alianzas matrimoniales entre primos cruzados se consideran solamente un patrón referencial. Pues en la práctica su valor norma- tivo radica en diferenciar a los parientes que no les es posible con- traer matrimonio entre sí 65 . Por lo general, las uniones matrimoniales son de carácter monogámico y, aunque se llegan a dar casos de poligamia, éstos ya son criticados incluso dentro de su mitología 66 . Cuando un hombre y una mujer comienzan a vivir juntos se da por constituido el matri- monio. La unión se lleva a cabo sin ningún tipo de ritos ni ceremo- nias 67 . La iniciativa surge de la futura pareja; a los padres le queda la tarea de aconsejar a los jóvenes y vigilar por el cumplimiento de la consanguinidad tradicional. El pretendiente que gusta de alguna chica comienza a frecuentar su casa, con diferentes regalos tanto 34 RAFAEL CASTILLO VELANDIA 62 Cf. L. URBINA FLORES, O. c., 3-4. 63 Cf. D. THOMAS, O. c., 344. 64 Cf. L. URBINA FLORES, O. c., 104-108. 65 Sobre un estudio minucioso de un caso concreto de las alianzas matrimoniales según los patrones tradicionales de la cultura pemón, cf. L. URBINA FLORES, O. c., 108-119. 66 Cf. M. GUTIÉRREZ SALAZAR, Los pemones y su código ético , 311-312. 67 Acerca de cómo los pemones celebran sus matrimonios, cf. CESÁREO DE ARMELLADA, Cómo son los indios pemones de la Gran Sabana: Estudio etnográfico , Cara- cas 1946, 59-63.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz