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FUENTELAPEÑA DILUCIDADO El franciscano capuchino Fray Antonio de Fuentelapeña (1628- 1704?) publicó en 1676 el curioso y controvertido libro El ente dilu- cidado. Tratado de monstruos y fantasmas. El libro va dedicado al P. Fr. Martín de Torrecilla, Exlector, Calificador y Ministro Provincial de la provincia capuchina de la Encarnación de las dos Castillas . La dedicatoria abunda en las características propias de un género tan socorrido por aquel tiempo. Sólo al final de la misma podemos vis- lumbrar el objetivo de la obra, que no es otro que armonizar lo deleitable con lo útil, la amena erudición con el rigor de la Escolástica: “Espero que en esta obra hallará V. R., a vuelta de lo provechoso, no poco deleitable. Pues, apoyando los puntos funda- mentales con las más floridas noticias que se hallan en las selvas de los escritores naturales, he procurado unir lo gustoso con lo útil, buscando (no sé si felizmente) aquel punto en que, según Horacio, consiste el mayor primor de la Retórica: “Omne tulis punctum, qui miscuit utile dulci ”. Lo cual no quiere decir que no le haya costado la composición del libro: “Mas no por eso quiero que se entienda (que) suda menos el ingenio porque las materias vayan más floridas. Pues las argumentosas abejuelas no en otra cosa que en las flores tie- nen su tarea y trabajo, y más cuando, a vueltas de la cera que útil- mente nos alumbra, tratan de darnos juntamente la miel que nos saborea”. A continuación del prólogo, van dos décimas y un soneto lau- datorios, al estilo de los utilizados en el siglo XVII. En cuanto a las aprobaciones de rigor, necesarias para la publicación de la obra, unas son escuetas, como la del Ministro General de los Capuchinos, Fr. Esteban de Cesena, o la del Ordinario, Juan Bautista Sanz Bravo. Otras, en cambio, son extensas, y tratan de argumentar los juicios de los autores sobre el libro. Es el caso de la aprobación firmada por el P. Fr. Luis Tineo de Morales, Maestro General de la Orden Premostratense. Supongo que se trata de Luis de Tineo, premostra- tense del Monasterio de Retuerta ¿Acaso fue natural de Morales del Vino o de Morales de Toro, ambos pueblos zamoranos? Escribió el Mercurio evangélico (sermonario) y un tratado sobre el Hexamerón.

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