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ción a Dios, Rey y pueblo. Será justo no estar encerrados, y lo mismo sacar facultades de Roma, no (f. 95r) de la Congregación, que acá no se hace caso de ellas. Y las gracias vengan concedidas todas al que fuere superior, con revocación de todas las que él no comu- nicare a los otros compañeros y que sólo tengan valor con esta con- dición, conforme a la bula de Alejandro Sexto. Y mire vuestra caridad que la esperanza es maestra. El P. Fr. Leandro me envió una patente diciendo ser él el Prefecto, porque la provincia le había elegido en tal, por orden de la Sacra Congregación, poniendo el título con estas cláusulas. La cual, aunque en el corazón la admití y admito, no la admití en lo exterior, porque eso bastaba para que esos señores hubieran reco- gido los papeles conforme a la orden que tenían de[l] Consejo de Indias, y así sólo estoy con la obediencia que me dio la provincia con el señor Nuncio y con las gracias del Papa, pasadas en Consejo. Doy cuenta a vuestra caridad de esto, porque pido en Roma lo que vuestra caridad verá allá o cuando viere a Fr. Francisco. Padre mío, éste es el estado, yo me partiré luego a la provincia con unos indios que traje, para ver si puedo hacer paso por el Mar del Norte, porque por acá es nunca acabar el llevar el vino y harina necesario para celebrar. Nuestra pobreza es grande pero alegre gra- cias al Señor que me guarde a vuestra caridad, y no escribo a otro nadie porque no hay lugar, que aún estaba la buena dicha alerta en ver quién se envía. Frailes pobres, amigos de cruz, flemáticos, no coléricos, fuertes y humildes, no viejos. No es menester mucha cien- cia, más se requiere que no sean presumidos y que sean constantes en las empresas, porque son tantos los accidentes que hay muchas ocasiones de volver atrás. Si se tratare de fundar por acá, vuestra caridad lo impida con sumas veras que testificar coram Deo , que son tantos los daños que por acá se cuentan, que apenas se pueden con- tar mayores de los bandoleros, fuera de las muertes. A don Gabriel de Alarcón, suplico a vuestra caridad le diga, que el Rey gasta muy muchos ducados en esta provincia, que mejor fuera gastarlos en otra cosa y que sepa que en materia de la fe está perdida o nada enseñada, y en materia de fuerza ninguna. En mate- ria de paz un gato la puede sustentar, porque con que les compren a los indios su maíz y les den cuchillos y hachas los tendrán con- tentos, demás que son tímidos; y si han muerto españoles ellos se 1040 MIGUEL ANXO PENA GONZÁLEZ
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