NG200403023

Mateo, por su parte, declara bienaventurados a todos los hom- bres, cristianos o no, que vivan las actitudes evangélicas y practi- quen la justicia del Reino, « porque no es el que dice Señor, Señor (título cristológico y por lo mismo símbolo de la fe cristiana)...» (Mt 7,21). Lucas, además, quiere llamar la atención sobre las desigualda- des irritantes dentro de la comunidad y denunciarlas (los ricos y pobres, los hambrientos y saturados..., son cristianos). Mateo, en cambio, advierte sobre los riesgos de la exterioridad y el legalismo farisaico, que amenazaban a los cristianos provenientes del judaís- mo. Mateo y Lucas están, pues, en la misma línea de fidelidad, aun- que en su forma externa sea la formulación lucana la más próxima a las bienaventuranzas proclamadas por Jesús. b) Aspectos teológicos La relevancia teológica de las bienaventuranzas es indiscutible: son el núcleo del evangelio, y equivalen en la espiritualidad neotes- tamentaria a lo que supuso, a lo que significó el decálogo para el Antiguo Testamento. Apuntaremos algunos aspectos: Lo que destaca a primera vista es su formulación: se trata de un mensaje incondicionado de felicidad: « Bienaventurados.. ». Antes que exigencias morales son buena noticia (evangelio), anuncio de dicha antes que imperativo ético. En labios de Jesús son revelación de la iniciativa misericordiosa de Dios; no son recompensa sino gracia... Pero una felicidad paradógica, sorprendente. Son declarados felices los pobres, los hambrientos, los perseguidos... ¿Porque Dios se complace en esas situaciones? No; porque le duelen y no las soporta. Las bienaventuranzas son la expresión de la opción de Dios en favor del pobre contra la pobreza, en favor del hambriento contra el hambre, en favor del que llora contra sus lágrimas. Vienen a romper un maleficio que durante mucho tiempo se abatió y esgrimió sobre los «desgraciados»: la identificación desgracia=pecado (Jn 9,1-3). El sufrimiento no es reprobación ni lejanía de Dios... En la cruz de Cristo, y en toda cruz, Dios se revela particularmente como Enmanuel (Dios-con-nosotros). LA MINORIDAD, UNA OPCIÓN DE DIOS 897

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