NG200403022

de reconciliación con lo creado y con los hombres todos entre sí, camino de justicia y de paz 12 . Una palabra final sobre la condición escatológica y la pobreza. ¿En el cielo habrá pobres? ¿Sólo pobres? Las palabras de Cristo son incuestionables: «Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios» (Lc 6,20). «¡Ay de vosotros los ricos, porque habéis recibido vuestro consuelo» (Lc 6,24). Se diría que S. Agustín negaba que hubiera pobres en el cielo. En un supuesto diálogo con Marta, le dice: «¿Por ventura cuando lle- gues a la patria celestial, hallarás peregrinos a quienes hospedar, hambrientos con quienes partir tu pan, sedientos a quienes dar de beber, enfermos a quienes visitar, litigantes a quienes poner en paz, muertos a quienes enterrar? Todo esto allí ya no existirá; allí sólo habrá lo que María ha elegido: allí seremos nosotros alimentados, no tendremos que alimentar a los demás. Por esto, allí alcanzará su ple- nitud y perfección lo que aquí ha elegido María» 13 . S. Agustín habla de pobres sociológicamente. Es indudable que en el cielo no habrá ninguna necesidad. Y enjugará toda lágrima de sus ojos, y no habrá ya muerte ni habrá llanto, ni gritos ni fatigas, porque el mundo viejo ha pasado (Ap 21,4). San Buenaventura, en cambio, habla de la pobreza antropoló- gicamente. Y esa será condición indispensable para la visión beatí- fica. Porque si la vida eterna es, como dice S. Agustín, esencialmente contemplación, el Doctor Seráfico ratificará: «La contemplación no puede existir sino en la suma simplicidad; y la suma simplicidad no puede existir sino en la máxima pobreza; y ésta es de esta Orden. La intención del bienaventurado Francisco fue vivir en la suma pobreza» 14 . En otra parte, comentando la cita de que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico en el reino de los cielos (Mt 19,23-24), glosa nuestro Doctor: «El rico es comparado con el camello, y lo es a causa de la gibosidad, porque cuantas son las partes o posesiones de tierra que desea, otras tantas son las pro- tuberancias gibosas que le impiden la entrada en el reino» 15 . ANTROPOLOGÍA DE LA POBREZA FRANCISCANA 879 12 C ONCLUSIONES , n. 170. 13 S. A GUSTÍN , Sermón 103, 6: PL 38, 615. 14 S. B UENAVENTURA , Colaciones sobre el Hexaémeron, col. XX, 30. 15 S. B UENAVENTURA , Del Reino de Dios, n. 25.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz