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sentido de que no tenía atenuaciones ni de tiempo ni de circuns- tancias: Jesucristo siempre ha sido y será pobre. La pobreza de Francisco no brotaba de un sentimiento mani- queo (Francisco admiraba profundamente todo lo creado y lo lla- maba hermano ) sino de las implicaciones antievangélicas que conllevan: Si tuviéramos propiedades, necesitaríamos armas para defenderlas. Las propiedades son motivo de un sinfín de querellas y pleitos que suelen estorbar el amor de Dios y del prójimo. Esta es la razón por la cual no queremos poseer ningún bien material en este mundo (AP 17). Pero la historia no se detiene y pueden surgir nuevas circuns- tancias. Fue un momento muy conflictivo y doloroso la tensa rela- ción que vivieron los franciscanos y el Papa Juan XXII, en el siglo XIV. El motivo de la polémica surgió cuando un inquisidor domini- co condenó a un beguino en 1321 por afirmar que Cristo y los após- toles no poseyeron nada, ni en particular ni en común. Un franciscano dijo que esa opinión era ortodoxa y no se podía conde- nar. El Papa abre una investigación. El Cardenal Pedro Colonna dice que para ser un cristiano perfecto basta la pobreza interior (no estar apegado a los bienes materiales). Es la opinión común. Pero la res- puesta más peligrosa es la de Hervé de Nedellec, consejero de Juan XXIII. Comienza afirmando que la esencia de la perfección es la cari- dad, no la pobreza. El derecho y la propiedad son una misma cosa. No se puede vivir sin propiedad. Refiriéndose a Cristo, distingue: en cuanto Dios, no es pobre, es señor de todo, lo posee todo. En cuan- to hombre, Cristo y los apóstoles tuvieron derecho de uso y de pro- piedad en común. Llega a la conclusión: decir que Cristo y los apóstoles no tuvieron nada ni en particular ni en común es una afir- mación temeraria, errónea y herética. Los franciscanos responden con «El manifiesto de Perusa»: Cristo y los apóstoles fueron pobres. Y la Iglesia aprobó esta tesis en docu- mentos anteriores. La Iglesia no puede ahora decir lo contrario. Juan XXII responde insistiendo en que Cristo no fue pobre. La pobreza puede ser un obstáculo para la perfección. Publica una bula Cum inter nonnullos (1323) en la que afirma que la tesis de la abso- luta pobreza de Cristo está en contradicción con la Sagrada Escritura, y de ahora en adelante debe considerarse herética. ANTROPOLOGÍA DE LA POBREZA FRANCISCANA 875

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