NG200403022

Para Francisco es claro que los pobres, y únicamente los pobres, gozarán de la vida eterna. Por la dimensión antropológica de la pobreza, que humaniza y nos convierte en seguidores de Cristo: El Señor se hizo pobre por nosotros en este mundo (2Cor 8,9). Esta es la excelencia de la altísima pobreza, la que a vosotros, mis queridísimo hermanos, os ha constituido en herederos y reyes del reino de los cielos, os ha hecho pobres en cosas y os ha sublimado en virtudes (St 2,5). Sea ésta vuestra porción, la que conduce a la tierra de los vivientes (Sal 141,6). Adheridos enteramente a ella, hermanos amadísimos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, jamás que- ráis tener ninguna otra cosa bajo el cielo (2R 6). No se trata de agotar ahora todas las citas franciscanas sobre este argumento. La pobreza como carencia no la quiere Dios. La pobreza como estilo de vida, como confianza en el amor divino, como libertad de espíritu, nos hace verdaderamente humanos, mise- ricordiosos, y seguidores de Cristo pobre y crucificado. La dimensión antropológica requiere también la realidad de una pobreza real en este mundo. Pero en la vida eterna no existirá ninguna carencia: ni de pan, ni de vestido, ni de techo, ni de salud. Pero existirá la con- dición del pobre que ha puesto su confianza total en el misterio insondable del amor del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Pobreza material no; pobreza antropológica, sí. CONCLUSIÓN Jesucristo da como señal de autenticidad el hecho de que los pobres son evangelizados (Mt 11,5). Hoy, completando la frase evan- gélica, nos preguntamos: ¿Los pobres evangelizan? Se trata del carác- ter soteriológico de los pobres y de la pobreza. ¿Cómo salvan los pobres? «Puede hablarse de un pueblo crucificado que desde su cruz histórica interpela a sus verdugos y les reclama conversión personal e histórica, que lleve a liberar de su opresión... Es una llamada a la salvación y a la verdadera felicidad de aquellos que buscan en la riqueza, en el poder, en el bienestar las raíces más profundas de la 880 CARLOS BAZARRA

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