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este modo, la calidez cordial que antes se dirigía a la dama, objeto de atenciones y galanterías, de devoción y de gestos caballerescos, abraza ahora a la naturaleza entera, la vida divina que palpita en todas las criaturas. Vida divina: ésta parece ser la clave de la arriesgada hipótesis scheleriana. Puesto que la unificación afectiva con la naturaleza es entendida aquí como unificación con la vida cósmica, la fuente de este sentimiento tan característicamente franciscano no puede ser el espíritu. Se hace necesario postular un sentimiento de orden vital como raíz de esa experiencia. Scheler es tajante: «Raíz última de toda unificación afectiva es siempre el eros» (GW 7,102). 7 En las páginas precedentes hemos tenido ocasión de compro- bar que en la interpretación scheleriana de la figura de San Francisco confluyen algunos de los más importantes motivos teóricos desarro- llados por Scheler a lo largo del período intermedio de su obra. Frente a la imagen estereotipada del pensador anárquico, hemos querido subrayar el carácter sistemático de su pensamiento. Pero ya anunciábamos al comienzo que hay un segundo moti- vo por el que el estudio de las páginas dedicadas a San Francisco resulta revelador para quienes se interesan por el conjunto de la obra de Scheler. Es sabido que el pensamiento de este autor expe- rimentó en los primeros años veinte una transformación muy pro- funda que lo apartó decididamente del catolicismo que hasta entonces profesara. Mucho se ha discutido acerca de los motivos que le llevaron a dar este paso. En nuestra opinión, las páginas sobre San Francisco añadidas a la segunda edición de Esencia y for- mas de la simpatía son importantes para el estudio de la evolución del pensamiento de Scheler, pues constituyen el primer testimonio claro del giro intelectual con el que se inicia la tercera y definitiva etapa de su pensamiento. Esta etapa se caracteriza por el abandono del teísmo en favor de una forma peculiar de panteísmo evolutivo. La idea de un Dios personal, trascendente y todopoderoso, que crea el mundo por un SAN FRANCISCO DE ASÍS VISTO POR MAX SCHELER 835