NG200403019

reotipada, sino a partir de lo que cada uno es y su circunstancia. El hombre como tal no existe, existen los hombres, existen personas individualizadas que hay que abordar en el conjunto de sus aspec- tos reales y específicos de luces y sombras, a veces incluso contras- tantes. Complejidad no es sinónimo de renuncia a conocer la verdad porque todo es más complicado, sino sinónimo de métodos más rea- listas y respetuosos ante la singularidad y originalidad de cada per- sona y cada cosa. Todo esto pedirá mucha paciencia e iluminado discernimiento, sobre todo cuando, como en el caso presente., se trata de objetivos y métodos eminentemente personalizados. No es verdad que lo más cómodo y transparente sea, por eso mismo, lo más auténtico, seguro y justo. A título conclusivo quisiera hacer algunas puntualizaciones. El cambio de escenario de la nueva condición humana, sintetizado en estos cuatro desafíos o rasgos del clima ideológico y existencial de hoy, no va recordado con pesimismo, y menos aún con una valora- ción indiscriminadamente negativa. Todo es gracia y lección. Va recordado porque, a causa de una incontrolada “globalización mediática”, ese es un aire normal que se respira de algún modo en todas las culturas; y esa es la nueva psicología y sensibilidad que, incluso sin percibirlo en muchos casos, va imprimiendo sentido y estilo a los modos de pensar y de vivir, con el riesgo —al menos— de comprometer la identidad deseable de una humanidad adulta y sana del futuro. Desde esta perspectiva me permito subrayar tres cosas. En pri- mer lugar, la incidencia sutil y negativa muchas veces de esos “ras- gos climáticos” en todos los aspectos antropológicos de las personas, como individuos y como miembros de una sociedad; con particular relieve en áreas fundamentales como el amor, la ética, la dimensión religiosa, la responsabilidad, el respeto y los compromi- sos recíprocos, la educación, etc. En segundo lugar, otra conse- cuencia relevante está siendo la pluralidad inmensa de paradigmas, diversos y contrastantes, para llegar a la verdad y andar por la vida, siendo víctimas del subjetivismo, del relativismo y del superindivi- dualismo que priva por doquier. Un fenómeno con raíces de vieja data; bastaría pensar en el postulado fundamental de la sofistica de Protágoras: “El hombre es la medida de todas las cosas: de las que son, en tanto que son, y de las que no son, en tanto que no son”. NATURALEZA Y GRACIA EN SAN FRANCISCO DE ASÍS 785

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