NG200403019

cias comunes. Me permito añadir, con referencia a Francisco, que el problema de la libertad se identifica, en última instancia, con el sig- nificado globalizante de una palabra característica suya: la palabra “minoridad”. Minoridad para Francisco viene a ser, sobre todo, el santo y seña de la pobreza evangélica interior, que comporta pri- mariamente un corazón libre y un yo desarmado del egoísmo, que hacen disponible a la más total entrega abriendo espacios al amor. A partir de aquí, que es lo esencial, la minoridad se explica en un estilo típico caracterizado por actitudes de humildad, simplicidad y sencillez, espontaneidad y transparencia, cercanía y servicio, manse- dumbre y espíritu de obediencia, incluso a todos los hombres y a todas las creaturas de Dios... 64 . Finalmente, una segunda pregunta: ¿Estaremos hablando de utopías? Por lo que se refiere a Francisco, no creo que pueda pen- sarse en un ideal utópico de hombre. La mejores pruebas son su vida, la de tantos cristianos de todos los tiempos y, por supuesto, la persona de Jesús de Nazaret, cuya existencia y mensaje de maestro y modelo de toda perfección es programa para todos sus discípulos. Por otra parte, el paradigma absoluto para los hombres es Jesucristo; el papel de los santos es mostrarnos la vía y ser una especie de guía hacia Él, enseñándonos a seguir cada uno su propia vía. La finalidad de los santos es “mostrarnos lo que cada uno de nosotros puede hacer de sí mismo” 65 . Si, en cambio, nos referimos a los otros tres humanismos que he bosquejado antes, quisiera decir solamente — con todo respeto a lo serio y vasto de sus análisis y de sus pro- puestas—que en el llamado humanismo “laico” me queda la impresión de una auténtica utopía en el fondo al quedarse —blo- queado por un cierto idealismo prometeico— en el circuito cerrado de una salvación terrena y prescindir sistemáticamente de una aper- tura a la trascendencia “vertical”. 812 FRANCISCO IGLESIAS 64 Cf J. PABLO II, Carta con motivo del Capítulo de las Esteras de los Capuchinos Italianos, 22 octubre 2003. SAN FRANCISCO, Saludo a las virtudes en Escritos 48. 65 L. LAVELLE, QS 34.

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