NG200403019

un “hombre nuevo” identificado evangélicamente como “hermano menor”. El descubrimiento fundamental y simplicísimo de Dios y del hombre va íntimamente ligado a otro, también decisivo: el descu- brimiento directo del Evangelio, de “la vida del Evangelio de Jesucristo”. Con toda razón dirá Francisco en su Testamento: “nadie me enseñaba lo que debía hacer, sino que el Altísimo mismo me reveló que debería vivir según la forma del santo Evangelio” 57 . De aquí que la regla y vida que propuso a los hermanos que le regaló Dios no quiso que fuese, fundamentalmente, más que eso: “seguir las huellas y la doctrina de nuestro Señor Jesucristo” 58 . La gracia no podía encontrar mejor manual que el Evangelio para conducir a la perfección a la naturaleza. Recapitulando: el secreto del “hombre nuevo” Francisco está en haberse sabido realizar, iluminado y guiado por el Señor, conjugan- do armoniosamente los aspectos positivos y negativos de su pedes- tal humano, dando de manera correcta el máximo impulso posible al amor o, dicho en términos también cristianos, a la caridad. En este plano, se trata de un amor que es mucho más que un simple man- damiento, por importante que se quiera; de un amor que es el valor específico y omnicomprensivo que da forma y significado a todas las actitudes fundamentales, a todas las virtudes y a todos los manda- mientos en tanto que merecen el calificativo de cristianos. He aquí la espina dorsal del “humanismo evangélico”, y por lo mismo frater- no, que ha dado fisonomía inconfundible y universal al “hombre cristianísimo” Francisco. Imprescindiblemente unido a este objetivo —que es la meta sustantiva del creyente en Jesucristo— va visto el resorte ascético-pedagógico que posibilita la apertura y el robusteci- miento de ese amor: vivir “en estado de ‘liberación’ permanente” del proprio egocentrismo, mediante la humildad-minoridad, expresión de la “kénosis” de una auténtica pobreza interior y del más desinte- resado espíritu de servizio. El gran filósofo-teólogo franciscano Beato Juan Duns Escoto (1266-1308), “Doctor sutil”, venía a identifi- car la esencia de Dios como “Amor y Libertad” 59 . Francisco, que no 810 FRANCISCO IGLESIAS 57 SAN FRANCISCO, Testamento en Escritos 122. 58 ID., Primera Regla c. I en Escritos 91. 59 Cf. B. de ARMELLADA, La gracia misterio de libertad. El “sobrenatural “en el Beato Escoto y en la Escuela franciscana (Roma 1977). C. BÉRUBÉ, L’ amour de

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