NG200403019

reflexiones: “Hay dos aspectos a destacar de este pasaje. El pri- mero es el mandato de amar a los enemigos tanto como a los amigos, presentado como la manera de ser tan perfectos como Dios. El segundo aspecto es el ejemplo citado como perfección de Dios: que Dios haga salir el sol sobre buenos y malos y la lluvia caer sobre justos e injustos... Éste es un amor indiferen- ciador que trasciende las distinciones que hace el hombre entre el bien y el mal, lo justo e injusto... La indiferenciación del amor abraza a todas las cosas en una forma concreta, por ejemplo, a los hombres buenos y malos, y acepta las diferencias como tales. ¿Qué es este amor indiferenciador, este ‘agape’, que ama incluso a los enemigos? En una palabra: el ‘vaciarse uno mismo’. En el caso de Cristo significa que adopta la forma de hombre y se convierte en un siervo, de acuerdo con la volun- tad de Dios, que es el origen de la ‘ekkenosis’ o el ‘vaciarse’ de Cristo... Odiar a los enemigos y amar a los amigos son senti- mientos típicos del amor humano, pertenecen al campo del yo. El amor indiferenciador pertenece al dominio del no-yo... Se dice que el cristiano practica o imita la perfección autovaciada (de Dios) cuando se convierte de un amor humano al amor divino” 31 . He aquí una “vocación” que está en el polo opuesto del “egocentrismo fundamental y del impulso infinito que lo acompaña”. Amando así, uno hace al otro “ su señor” y se ple- nifica la vida. “La existencia como tarea está en el fondo dirigi- da al otro y centrada en el otro... El amor a los demás es una negación del amor proprio” 32 . 5º. Otro relieve interesante de la calidad del amor de Dios, y consi- guientemente también del amor del hombre, es el de la miseri- cordia o “compasión”, como aparece en el Evangelio. Y el hecho que sea un amor de horizontes ilimitados. En el proprio budis- mo se sabe bien que la salvación de uno mismo consiste en la salvación de los demás. Por eso, por ejemplo, “antes de cruzar a la otra orilla uno mismo hay que llevar a los demás al otro lado” 33 . Tal exigente experiencia puede ser interpretada como “una especie de amor fraternal o ‘hermandad’ en sentido emi- 798 FRANCISCO IGLESIAS 31 ID., 108 ss., 326. 32 ID., 112, 144, 148, 150, 187, 208, 247 ss., 255, 263, 265, 317, 353. 33 ID., 329.

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