NG200403019

dente del hombre y no se valore, además, el hecho, sociológica- mente constatable, del fenónemo religioso, “pluriforme” si se quie- re, de hoy en plena postmodernidad que sabe ya por experiencia lo que es una cultura de masa. • Humanismo “cristiano”: Bajo este título cobijo algunas corrientes humanísticas contemporáneas, promovidas particularmen- te en el siglo pasado por un grupo de pensadores laicos franceses creyentes, en plano hervor del existencialismo y como propuesta de renovación social frente a los idearios de inspiración marxista. Su temática central gira en torno a la identidad de la “persona” (algo más que la realidad del “individuo”), en su valor trascendente, de auténtica religación con Dios, y se conocen como “Personalismo” y “Personalismo comunitario”. Me limito a inspirarme en Emmanuel Mounier (1905-1950), considerado “el profeta elocuente” de ese movimiento de personali- zación. Como él mismo dirá, su cometido principal es el de reen- contrar la verdadera noción del hombre, liberando el sentido de la persona de los errores individualistas y colectivistas. La comunidad no es todo, pero una persona que permanezca aislada es una qui- mera. No nos podemos salvar solos, ni socialmente ni espiritual- mente. De hecho ha tenido su incidencia “humanizadora” en el socialismo, el neoliberalismo y en otras ideologías contemporáneas. En realidad entraba en su proyecto “rectificar la llustración” y “reha- cer el Renacimiento”, a partir de unas bases antropológicas y filosó- ficas firmes, conjugadas con una profunda inspiración cristiana. Su fe le lleva a una iluminada presentación del cristianismo, como vigo- roso y provocante mensaje místico-revolucionario, que sonaba extra- ño en un ambiente general impermeable y reacio a los valores del espíritu. Un mensaje apuntalado sobre tres grandes convicciones: la persona como donación y libertad, como apertura a lo trascendente —que es la Existencia suprema, modelo de las existencias— y como compromiso en el mundo, completamente diverso de la forma colectivista y comunitaria del marxismo. Puede decirse también, con toda razón, que se trata de un existencialismo cristiano o de una filo- sofia de la existencia con inspiración cristiana, que incide en lo más vivo del hombre y de la sociedad desde el polo opuesto a los exis- tencialismos ateos y nihilistas. 790 FRANCISCO IGLESIAS

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