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za, se hizo tesis común que el «pecado original consiste formalmen- te en la privación de la gracia santificante, voluntaria denominativa- mente con su raíz en el pecado de Adán» 51 . 9. UNA LECCIÓN DE ACTUALIDAD Es oportuno volver de un modo menos rígido sobre el conteni- do profundo de los textos escotistas analizados, para subrayar la perspectiva de cierta novedad que puede aportar a la teología más seria de la actualidad, superando los condicionamientos inevitables de parte del estado de la exégesis y de las ciencias en su tiempo. Escoto, como hemos visto, no niega que por el pecado original se pierda la gracia santificante, como es doctrina común. Pero apor- ta algo más que un simple matiz para una mejor inteligencia de la dimensión sobrenatural en que se mueve el drama espiritual huma- no sin el peligro de dejarle en una naturaleza existencialmente per- fecta al ser despojado de lo que no se le debía. La teoría de Escoto, según la cual el hombre al ser creado no tuvo más fin último que el destino a la unión íntima con Dios —fin natural en la tendencia ontológica y sobrenatural en la consecu- ción— no deja espacio para una situación de naturaleza espiritual con sentido en sí misma 52 . En otras palabras, el hombre concreto EL PECADO ORIGINAL EN LECTURA ESCOTISTA 771 51 Tal es la tesis que Sagüés avala citando a multitud de autores. J. F. Sagüés, De Deo creante et elevante , en Patres S.I. in Hispania Professores, Sacrae Theologiae Summa II (Madrid 1952) n. 946, p. 916. El Concilio Vaticano II considera que la gra- cia santificante la perdió la humanidad por el pecado de Adán, siendo devuelta por obra de Jesucristo. «El que es ‘imagen de Dios invisible’ (Col 1,15), es también el hombre perfecto, que ha devuelto a la descendencia de Adán la semejanza divina, deformada por el primer pecado» ( GS n.22b). 52 De Lubac, afirmando decididamente el deseo natural del sobrenatural en la naturaleza humana, rechaza de plano la hipótesis de la «natura pura», que llama «ficción» en Surnaturel, 107 y 109, convertida, según él, en sentencia común en los siglos XVI y XVII como «marco cómodo» para defenderse contra el bayanismo y el jansenismo, sin advertir que era en realidad un incentivo para la laicización , que ya se había iniciado en la sociedad con el renacimiento Cf. Ib ., 153 y 424 y ss. Tales ideas del P. de Lubac provocaron la reacción virulenta de quienes veían en esa pos- tura una oposición frontal a la verdad sólida del carácter gratuito del don sobrena- tural.

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