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sitiva del hombre (donde no puede haber pecado). Tampoco es la ignorancia, que es lo mismo en el niño bautizado que en el no bau- tizado 35 . El hecho es que el pecado original desordena al hombre ente- ro. Teniendo como tiene el carácter de culpable, debe afectar direc- tamente a la facultad espiritual cuyo desorden repercute en el hombre entero: tal facultad no es otra que la voluntad. No es, sin embargo, algo positivo, sino la privación o carencia de una cualidad ordenadora de la totalidad del hombre poseída previamente: preci- samente la carencia de la justicia original. Después del bautismo la concupiscencia y la necesidad de morir seguirán afectando al hom- bre, pero no como desorientación existencial, ya corregida por la gracia santificante, sino como realidad connatural que conllevará la lucha por conservar la gracia y en cierto modo como castigo, según explica Escoto más adelante. g) La transmisión del pecado original .— El discurso de Escoto se fija ahora en el modo cómo tal situación de pecado se comunica a la nueva criatura. En la conclusión 3ª se pregunta si se trata de una transmisión a partir de la carne contagiada por la concupiscencia. Las varias razones que excluyen tal posibilidad se reducen a la incongruencia de que lo inferior —cuerpo y sensibilidad— influyan en la parte superior o espiritual, que es donde solamente se puede hablar de pecado 36 . EL PECADO ORIGINAL EN LECTURA ESCOTISTA 763 35 Ad oppositum arguitur quod peccatum originale non potest esse aliud quam ista privatio : Non enim est concupiscentia: tum quia illa est naturalis (ex dis- tinctione 29); tum quia ipsa est in parte sensitiva (ubi non est peccatum secundum Anselmum [cf. De conceptu virginali et originali peccato , c. 3; PL 158, 436.438; San Anselmo, Obras completas (edición bilingüe), II, BAC (Madrid 1953) c. 3, pp. 13.15s]); tum quia non-actualis, quia tunc illa concupiscentia esset actualis, non habi- tualis —quia habitus, derelictus in anima ex peccato mortali, non est peccatum mor- tale (manet enim talis habitus dimisso peccato per poenitentiam). Nec etiam est ignorantia, quia parvulus baptizatus ignorat sicut non baptizatus . Ib ., n. 15; p. 322. 36 Circa distinctionem trigesimam primam quaero utrum anima contrahat pec- catum originale a carne infecta, concupiscibiliter seminata. Quod non: Quia materia non agit in formam; ergo nec caro in animam. Confirmatur, quia secundum Augustinum XII Super Genesim ‘agens est praestantius patiente’ ( De Genesi ad litte- ram, XII, c. 16 [n. 33]; PL 34, 467; Obras... vol. XV (Madrid 1957) 1219 et secundum ipsum ibidem ‘nullum corpus est praestantius spiritu’; ex quibus concludit quod

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