NG200403017

rencia última de la búsqueda humana. No podemos olvidar que al Dios trascendente sólo lo podemos buscar en el mundo, en las rela- ciones interpersonales, especialmente en las víctimas, evitando con- fundir a Dios con las mediaciones de Dios, porque éste no se deja dominar por los conceptos ni se agota en las mediaciones 19 . Nietzsche quiere superar conceptos tradicionales y con ello la dicotomía entre Dios y el mundo. Frente al Dios cristiano que ejer- ce una castración antinatural sobre el hombre, símbolo de un Dios hecho bastón para cansados, Dios de los retrasados y los débiles 20 , propone a Dionisos, dios de la vida, seductor, ambiguo y tentador. Dionisos es osada sinceridad, veracidad y amor a la verdad, trans- gresión hecha fiesta, creador, inventor de nuevas posibilidades. En él se diviniza el principio de individuación humana. Su propuesta frente al dolor es el placer superior. No es admisible teologizar y moralizar la vida; esto es lo que hace el cristianismo, cayendo irre- mediablemente en el dolorismo, la tristeza vital, y la negativización la vida. Los salvados son tristes. 3. CRISTO No podemos perder de vista el contexto y la época en la que se desarrolla el pensamiento de Escoto. El mismo lenguaje utilizado y la terminología que usa están necesitados de una inculturación. Su visión de Cristo es excesivamente deshistorizada y metafísica 21 . 722 JAIME REY ESCAPA 19 Una propuesta la encontramos en el famoso cristianismo arreligioso de Dietrich Bonhoeffer, iniciador de la teología de la secularización, que nos invita a colocar la reflexión sobre Dios en el centro y en lo bueno de la vida, guardando silencio en los límites y ante las cuestiones insolubles, evitando convertir a Dios en un tapa-agujeros o en el asilo de nuestras ignorancias. Hay que vivir, dice Bonhoeffer, como si Dios no existiera; esto será síntoma de un cristianismo que ha llegado a su mayoría de edad. Estas y otras ideas están recogidas en sus famosas Cartas desde la prisión publicadas en D. B ONHOEFFER , Resistencia y sumisión (Salamanca, 1983), 196-199. 20 Cf. Anticristo , 16-17. 21 La naturaleza humana no designa ya un modo inmutable y común de ser, sino una serie de datos de lo que suele ocurrir entre los hombres; el concepto de persona atiende más a lo psicológico que a lo ontológico; se habla del paso de la

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