NG200403017

en Jesús está ausente el concepto de culpa y de pecado. Faltan en su mensaje los conceptos de castigo y recompensa. El pecado es eli- minado. Esta es la buena noticia. Sin embargo, para el cristianismo todo sigue fundándose en el pecado. La moral cristiana es una espe- cie de resentimiento frente a la vida. Jesús ha dejado la práctica de su vida como herencia a los hombres, no los dogmas ni las leyes morales: Este dulce mensajero murió como vivió, como enseñó; no para redimir a los hombres, sino para mostrar cómo se debe vivir. Lo que dejó como legado a la humanidad es una práctica: su acti- tud frente a los jueces, esbirros, acusadores y cualquier clase de calumnia y de escarnio, su actitud en la cruz. No resiste, no defiende su derecho, no da un paso para alejar de sí la ruda muer- te, antes, por el contrario, la provoca... Y ruega, sufre, ama con aquello a aquellos que hacen el mal... No defenderse, no indig- narse, no atribuir responsabilidad... Pero también: no resistir al mal, amarlo 29 . 3.2. L IBERTAD Escoto nos propone a un Jesús que fue, desde el punto de vista humano, un hombre perfectamente libre. La naturaleza humana de Jesús nunca fue una marioneta en manos de la naturaleza divina: Digo que el Verbo no tiene ninguna causalidad sobre los ac- tos de la voluntad creada en Cristo, que no tenga toda la Trinidad; por lo tanto la voluntad creada, a causa de su unión con el Verbo, no está privada del dominio de sus actos más que si no estuviese unida a Él 30 . 726 JAIME REY ESCAPA 29 Anticristo, 35. 30 «Dico quod Verbum nullam causalitatem habet super actum voluntatis crea- tae in Christo, quam non habeat tota Trinitas; ideo voluntas creata in Christo non pri- vatur dominio respectu suorum actuum plus propter unionem ad Verbum, quam si non uniretur ei» Ord . III, d. 17, q. un., n. 4 (XIV, 654b).

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz