NG200403015
vientos. O bien sería semejante el PO al grano de mostaza, diminuto al ser sembrado , pero que luego crece hasta hacerse un árbol donde anudan toda clase de aves voladoras. Vale decir, brota un amplio ramaje de cuestiones crecidas desde el germen primero. La afirmación del PO responde —aunque no se lo proponga explícita y temática— a esta pregunta: ¿cuál es la situación teologal del hombre al entrar en la existencia? Pero ¿es realmente de interés el obtener una respuesta a esta no formulada pregunta? ¿Cómo puede afectar a nuestra ortodoxia y a nuestra ortopraxis una u otra de las previsibles respuestas? A. El tema del «Pecado original» no es una cuestión bizantina. Parece que la respuesta más sabia y razonable a la mencionada pregunta habría de ser esta: No sabemos. Los teólogos y predicadores deberíamos superar la tentación de sabiondez, el prurito de tener respuestas para todo. Tentación que es más peligrosa en temas de Escatología y de Protología, como es este del PO. Porque el inicio de la vida natural está lleno de incógnitas, por lo que la actuación de la Gracia en los inicios de nuestra existencia no puede menos de estar especialmente velada por el misterio. La Palabra de Dios guarda sobre ese momento el más denso silencio. Se comprende que haya de ser así. El «oyente de la Palabra» es el hombre adulto, formando ya Comunidad. Éste es el «responsable», capaz de responder a Dios en la fe, la esperanza, el amor. Igualmente, la frecuente, urgente llamada de Dios a la conversión, no tiene sentido sino en cuanto dirigida al hombre adulto, pecador. Sin embargo, los teólogos y la gente cristiana se han preocupado por la situación teologal el recién llegado a la existencia en momentos importantes de su sistema de creencias: ¿Por qué se bautiza a los bebés recién nacidos? ¿Es que no son seres inocentes y amados de Dios? Puesto que «fuera de la Iglesia (y su bautismo) no haya salvación» ¿cuál es la suerte de la inmensa mayoría silenciosa de seres humanos que mueren sin bautismo? ¿Cómo se realiza en ellos la voluntad salvífica de Dios? ¿Cómo llega hasta ellos la acción salvadora de Cristo? En este contexto histórico la pregunta por la situación teologal del recién nacido cobra importancia insospechada. No puede ya ser tachada de cuestión «bizantina», ni de mera curiosidad. Se ha trasformado en una consecuencia y, desde PREGUNTAS «ESCANDALOSAS» SOBRE EL PECADO ORIGINAL 689
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