NG200403015

En el siglo XIX los grandes impugnadores de la modernidad de entonces fueron J. De Maistre y J. Donoso Cortés. También ellos, en forma expresa y tenaz, fundamentan su refutación de la Ilustración y de la Revolución en el dogma el PO. A mediados del siglo pasado aparece el evolucionismo científico aplicado al origen del hombre. El miedo a perder el «dogma» del PO es uno de los motivos más influyentes aducido por los teólogos para oponerse tenazmente, durante más de un siglo, a las nuevos y mejores avances de la Ciencia, implicados en la teoría de la evolucionismo . Obviamente, la cultura humanista con sus propuestas de progreso, de modernidad, merece reparos, a veces serios, de parte de la teología cristiana. Lo que aquí se critica es el hecho de que el «dogma» del PO haya sido utilizado como «martillo de herejes», todo a lo largo de la época moderna. No sólo la teología y la vida cristiana han sufrido «daños incalculables» por parte de la teoría del PO. También ha sufrido daños muy perceptibles la cultura humanista que se ha desarrollado en el mundo occidental. Una cultura tan intensamente antropocéntrica como la de Occidente no podía menos de oír con desagrado la secular prédica de los teólogos cristianos que hablan sin cesar del hombre caído, de la naturaleza viciada, corrompida por el pecado. La execración del cristianismo que F. Nietzsche realiza en su obra El Anticristo encuentra una de sus máximas provocaciones en el «dogma» del PO,con todo el desprecio del hombre que ella lleva consigo: «El Cristianismo necesita de enfermedad...de hacer enfermos, a fin de que pueda ponerse en marcha el sistema y proceso de salvación de la Iglesia» 13 . La objeción cae del todo sobre los que piensan que, si el género humano no hubiese sido corrompido por le pecado de Adán, el Verbo no se hubiese encarnado. Es decir, la actual historia y economía de salvación no se hubiese puesto en marcha por la providencia de Dios. Tuvo que haber enfermedad para que hubiese Médico. PREGUNTAS «ESCANDALOSAS» SOBRE EL PECADO ORIGINAL 699 12 E. C ASSIRER , Filosofía de la Ilustración (México 1950) 163; 158-183. 13 Cita en G. F REUND , Sünde im Erbe. Erfahrungsinhalt und Sinn der Erbsündenlehr e (Stuttgart, 1970), 204-205. La obra de Nietzsche «El Anticristo», tiene por subtítulo «Maldición sobre el Cristianismo». Su lectura trasluce que uno de los motivos básicos del autor para «maldecir» al Cristianismo es la concepción cristiana del hombre como naturaleza caída, viciada, corrompida. Sobre todo en la versión luterana que Nietzsche conocía de cerca.

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