NG200403015
B. Los daños de la doctrina del PO en la cultura secular de Occidente 11 . Como es sabido, desde que el Cristianismo fue declarado religión oficial el Occidente, vivió en régimen de Cristiandad. Situación que, entre otros efectos, llevaba consigo la íntima simbiosis entre la vida religiosa y la vida civil, secular. En realidad ésta no comenzó a lograr autonomía, si quiera fuese incipiente, hasta el siglo XIII. La irrupción del aristotelismo en el siglo XIII en Occidente significó el primer paso hacia una cultura secular autónoma, no supeditada a la religión cristiana. Pues bien, los defensores más destacados de la teoría del PO, los agustinianos de la época, fueron también los más fuertes opositores a esta incipiente cultura secular. Dejamos el hecho en su propio tamaño. Pero sí interesa subrayar que la oposición más cerrada de los agustinianos se realizaba en nombre de la doctrina del PO: el hombre caído no puede pretender que se le reconozca posibilidad de conocer la verdad, ni de llevar una vida social digna si no es bajo el amparo de la Revelación, de la Iglesia que la administra. Porque su naturaleza está viciada, enferma, corrompida por el PO. Por tanto, todos su productos son enfermos, viciados de raíz. El siglo XV conoció el fenómeno del Humanismo por excelencia. La exaltación de la naturaleza humana, de su bondad y dignidad ingénita era la base de este movimiento cultural. Esta cultura, tan intensamente humanista, es sometida a crítica radical por los nuevos y extremosos defensores del PO, los protestantes y, en su tanto, los jansenistas. Sobre estos dice L. Kolakowski: «Retrasaban el progreso de Europa con sus teorías». La Ilustración y la Revolución francesa significaron un paso cualitativamente distinto, específico en la creación de una cultura humanista del todo emancipada de la religión cristiana oficial. También aquí la doctrina del PO juega su papel de ser rémora del progreso, según testimonio de Cassirer , «La idea del pecado original es el enemigo común para combatir al cual confluyen las diversas corrientes fundamentales de la filosofía ilustrada... Y la unidad del fin perseguido por la Ilustración,parece superar, durante cierto tiempo, la diferencia respecto a los medios» 12 . 698 ALEJANDRO DE VILLALMONTE 11 En nuestra obra Cristianismo sin PO hemos dedicado varios capítulos a este tema, pp. 253.352. Tema que estimamos de relevante interés para la teología y en el campo de la cultura humanista.
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