NG200403014

toda la felicidad de mi vida, más toda la felicidad de la vida del ser o de los seres que amo, más la felicidad de todos los humanos en mi tiempo, más la felicidad de la vida de todos los seres de la his- toria. Morirse es como recoger una cosecha de lo que has plantado a lo largo de tu vida , cosecha tan gloriosa, plena y abundante que te hará exclamar:¡menos mal que morí!. Gracias a Dios el hombre es mortal. No hay punto más glorioso y más humano que la muerte. Morirse no es un castigo, es un regalo . El que la muerte sea un rega- lo de Dios significa que nos quiere tanto que, después de habernos permitido pasar por esta vida tan deseada, llega un momento supre- mo en que nos brinda la posibilidad de obtener cuanto deseamos, sin condicionamientos ni servidumbres, en una bandeja que se llama Eternidad . La escatología intermedia queda excluida por razones físico-antropológicas 14 . Muchas veces se expresa el deseo de que algún muerto viniera de la otra orilla y nos contara lo que hay en ella. Pero no es posible que se pase de aquel mundo a éste. Qué bien lo dijo Jesús en la parábola del rico insensato y del pobre Lázaro (Lc 16,25ss): El abis- mo es tal, tan grande, tan infinito, que no se puede pasar de un lado a otro. La presencia de un resucitado sería la presencia de Dios. Porque el resucitado es el que vive la vida misma de Dios. Ahora bien, no se puede ver a Dios sin morir: «Mi rostro (mi persona, mi vida, mi ser) no puedes verlo. Nadie puede verme y quedar con vida» (Ex 33,20). La «visión» es propia del mundo futuro y Jesús se la promete a los limpios de corazón (Mt 5,8). Es la gran realidad que esperamos del futuro: Le veremos tal y como es (1 Jn 3,2). Las «visio- nes» que tuvo el apóstol Pablo no se pueden expresar con palabras (2 Cor 12,1ss). En el momento presente lo característico del cristia- no, lo esencial no es la «visión», sino la audición creyente de la pala- bra de Dios. Si el hombre no hace caso a Moisés y a los profetas, es decir, a la palabra de Dios, no harán caso ni aunque resucite un muerto (Lc 16,31). El tiempo intermedio se halla excluido por la misma revelación de Dios . REVISIÓN BÍBLICO-FILOSÓFICA DE LOS NOVÍSIMOS 675 14 Pueden ser consultadas las referencias del Catecismo de la Iglesia Católica , en los vocablos «Purgatorio» y «Muerte», así como las Orientaciones doctrinales en el nuevo Ritual de Exequias , 36.39.40.

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