NG200403011

comunicativa, que transmita siempre algo al hombre como a su des- tinatario. Cierto que una buena parte de este saber entender dependerá de aquel que la mira, pero será a esta misma obra a la que le corres- ponderá iniciar el diálogo, el de saber encender en el otro, ser estí- mulo, que hasta lo más abstracto deberá estar cargado de voz; por muy puro y descarnado, también deberá ser visual; la escultura abs- tracta deberá, también, presentarse con plenitud de visualidad, y nunca que esos hierros o chapas, superpuestas o no, ascendente o no, queden en un silencio de muerte, encerradas en su soledad. El espectador guardará silencio, se le preguntará y guardará silencio, no comprometerse en aquello que dice no entender, y será, así, cómo la obra pública ha quedado sin público, ajena al público. El posible discurso de esa escultura abstracta ha venido a que- dar en ella misma, su palabra necesaria y comunicadora a resguar- darse en la mente de aquel que la hizo. Pero todo eso es lo realmente falso, que el arte aquí ha quedado falsificado, sin razón para su existencia. Posiblemente, esa obra haya nacido para ensayo experimental de su autor, no para que fuera pública. Tanta sospecha por el monumento abstracto que tan repetida- mente aparece en los espacios públicos, deberá tener, también, su justificación, que si están ahí, será porque tienen alguna aceptación. Y ¿cuál podría ser la razón de su existencia? Será que lo figurativo, la tanta abundancia de la imagen en nuestros días, por tantos rostros y tantos cuerpos, a toda hora, a toda página, que nos llegara ya el cansancio por tanto realismo, de carne, sangre, noticiarios ensangrentados y que, ahora, este arte abstracto, venga a sernos descanso para la mirada, para todo olvido de lo coti- diano. Otra posibilidad por la existencia de lo abstracto en público, sea la tendencia individualista con que viene a descubrirse la misma sociedad, y que se acentúa en el artista, un cierto rechazo incons- ciente para homenajear al otro, pero que si lo hace sea el propio artista el que aparezca en un primer plano, ocultar en lo posible la fisonomía del otro, hacerle un abstracto, ocultarle, que será sufi- ciente con el titulo: Homenaje a tal. EL ARTE EVANGÉLICO Y OTROS ENSAYOS 613

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