NG200403011
EL ARTE EVANGÉLICO Y OTROS ENSAYOS I. EL ARTE EVANGÉLICO 1 Quizá resulte un título novedoso; pero, en el Evangelio está lo permanente de todo arte cristiano. Por su trascendencia religiosa, ya desde su comienzo, hace dos mil años, y su fuerza creativa en el Evangelio, los valores del espíritu ya son evangélicos. El Evangelio es el gran impulso para todo lo espiritual y, a la vez, la normativa para el artista que trate de hacer arte religioso, a manera de conciencia segura para este mismo arte. Cristo es imagen para todo verdadero humanismo, y más, figu- ra histórica que orienta hacia la inmortalidad, esperanza de una exis- tencia que continúa desde esta nuestra en la que estamos. Para esta eficacia se necesitará de la empatía del artista con lo evangélico, con su mensaje y vivir en el convencimiento, y sólo así podrá aparecer un arte cristiano. Un creer para crear, de una manera añadida, lo religioso, con- vicciones del espíritu con que se va descubriendo lo evangélico. Manifestamos nuestra sospecha de la necesidad de una anterior interioridad evangélica por parte del artista, antes de su encuentro con el Evangelio, para su posible creatividad de un arte religioso y cristiano. Cristo va repasando la naturaleza con su mirada y, desde ella nos va desgranando sus parábolas; se hacen ejemplos para nuestra enseñanza, para la conducta del hombre; los discursos de Cristo adquieren un carácter de orden estético, de un insistir para que los hombres alcancen una buena convivencia. La naturaleza se hace entrega al ser humano, en ella vivimos, por ella crecemos y en ella nos enterramos. 1 Ponencia pronunciada en las XXXII Conversaciones de San Esteban (Estudio Teológico San Esteban, Salamanca, 2 de diciembre de 2003).
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