NG200403010

El santo Doctor Carmelitano, por poeta místico —¡y qué excel- so!— es un extraordinario creador de metáforas, de alegorías y de símbolos. Por mi parte, aquí sólo intento estudiarlo y comentarlo en su aspecto de poeta místico y ceñido a las liras introductorias del Cántico Espiritual . Limitado asimismo al sólo uso de esas tres figu- ras literarias. Mi deseo es lograr darles a esas tres figuras que se encuentran en esa introducción una posible —y ojalá acertada inter- pretación— literaria. La interpretación espiritual nos la ofrece el mismo autor del Cántico y, como suya, es intocable por inmejora- ble. Lo que sí haré será tomar esta su interpretación como base y pauta para acertar mejor con la mía. Toda la inmensa visión poética, de una belleza deslumbrante, se desenvuelve en el ámbito de un gran símbolo: los desposorios místicos o matrimonio espiritual de Cristo-Dios con su Esposa, el alma humana. Este símbolo se encuentra esencialmente en el sagra- do libro del «Cantar de Cantares» . Este libro desarrolla a lo divino el epitalamio, más célicamente elevado y más poéticamente bello del alma con su divino Esposo. Epitalamio el más encantador y delica- do que se haya escrito nunca en este mundo, al fin como inspira do que fue por el Espíritu Santo, y compuesto por el genio poético de uno de «los pocos sabios que en el mundo han sido» , Salomón. Las interpretaciones que se han dado sobre quién es la esposa de quien habla el Cantar bíblico han sido varias. La más señalada ha sido el alma humana, las más; otras, ha sido la Iglesia, basadas en el Nuevo Testamento; y no pocas la futura Virgen María. La Iglesia en su liturgia mariana ofrece frecuentes ejemplos de esta interpretación acomodada: En el Cántico del poeta español, parece claro que debe interpretarse que es el alma humana. La cumbre a que aspira esta alma es el matrimonio espiritual o los desposorios místicos entre Cristo y el alma. El inmenso cosmos poético que, en torno a ese símbolo nup- cial, han forjado a una la mente poderosa y la fantasía altanera —en el sentido más propio de este vocablo— y que, en espléndido rega- lo para nuestra mente e imaginación, nos ofrece el Cántico sanjua- nero es grandioso y de una belleza literaria deslumbrante. Las estrofas, hasta 39, van brotando de la pluma como un barbotar de estrellas a cual más fúlgida y esplendente. Y las metáforas, alegorí- as y símbolos, de una inspiración y de una textura estética más allá ELEMENTOS FIGURATIVO-LITERARIOS EN EL CÁNTICO ESPIRITUAL… 593

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