NG200403007
La referencia al fenómeno de la religión natural era convenien- te porque lo que ocurrió entonces podría tener continuación en una actitud similar hoy en relación con la globalización. Esta tiene sus seguidores entusiastas y nada tendria de extraño que se sientieran animados a promover una nueva religión, universal con más razón que nunca, puesto que la globalización implica una visión del mundo en su conjunto 35 , al menos una actitud que asuma lo que de legítimo hay en los contenidos de las religiones con la pretensión, de nuevo, de suplantarlas. Pero sabemos, si algo enseña la historia en este punto, que tal intento estaría de nuevo condenado al fraca- so por las razones antes indicadas. La religión puede, como conse- cuencia de su contacto y confrontación con la cultura, hacerse más auténtica, pero sólo desde dentro de ella misma. Es lo que, al menos en el caso del Cristianismo, ha ocurrido a lo largo de siglos. IV. LA PARADOJA DE LA MODERNIDAD La modernidad tiene una estructura paradójica. Por una parte, la comunicación se ha ido haciendo cada vez más amplia y univer- sal, hasta convertirse en auténticamente planetaria. Y esto tiene su expresión no sólo en que es posible informar al instante de los acon- tecimientos más remotos —también de los más recónditos— sino en que decisiones políticas y económicas pueden influir con una rapi- dez extraordinaria en países enteros y determinar el destino de muchos millones de personas. Ambas cosas, información y ejecución de decisiones, tienen que ver entre sí y son en muchos casos simultáneas. La paradoja no está en que en medio de esa actividad frenética la mayoría seamos meros vehículos transmisores de decisiones tomadas a nuestras espaldas o EL FIN DEL EUROCENTRISMO RELIGIOSO… 537 35 La perspectiva bajo la que viene apareciendo la religión en referencia a la globalización es la universalidad, como «alternativa global frente a orden global», tal como lo formula M. C ASTELLS al hablar del islamismo ( O.c. , 43); no se dice en cam- bio nada acerca de que la religión implica una interpelación personal, en un con- texto comunitario ciertamente, pero sin que se deje absorber por él. Quien busca el sentido y la salvación, y los consigue o no, es siempre el individuo. No sólo no se dice nada sobre eso, sino que explícitamente se excluye. Según F UKUYAMA la religión existe sólo «porque la comunidad la necesita» ( O.c. , 345).
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