NG200403007
Podría tal vez decirse que este planteamiento de Habermas es excesivamente utópico y por otra parte que, en la medida en que pudiera realizarse, obedece a determinadas exigencias de la misma sociedad burguesa, deseosa de ver reconocidos y garantizados su bienestar, su seguridad y su protagonismo. Para nada tendría según eso en cuenta la situación de la mayoría de las personas que pue- blan el planeta. Pero en todo caso se trata de aspectos a los que legí- timamente se puede y aun se debe aspirar. ¿Pues cómo no defender además del derecho al trabajo, que éste represente la prolongación de uno mismo, en la que adquiera existencia y forma su relación con la naturaleza? ¿De qué otro modo puede el hombre entenderse y orientarse si no es mediante el lenguaje propio que hunde sus raí- ces en la tradición correspondiente? ¿Y de qué otra forma puede uno mantenerse relativamente libre frente al poder, si no es afirmando su propia identidad y dando curso a su comunicación con otras identi- dades? Nada de esto cuenta para la globalización. Le interesa que el trabajo sea eficaz, exclusivamente como medio de la producción, que ante todo debe ser competitiva y por tanto rentable. En conse- cuencia, el lenguaje que fomenta es el «estandarizado», aquél que es no ya común, sino igual para todos y, a ser posible, universal. Cuando decae cada vez más, y de modo alarmante, el interés por nuestro idioma, se hace tanto más insistente y reiterativo en los lla- mados medios de comunicación el reclamo para aprender inglés, no en cuanto idioma, sino como conjunto de signos que se pueden asi- milar en muy poco tiempo, el imprescindible para adquirir el nuevo instrumento que permita ponerse al servicio del sistema. Y, por fin, éste de ninguna manera favorece la identidad de los individuos en la que se fundamenta la interacción y la libertad. Puede el sistema de la globalización hacer valer que no es, ni tiene por qué ser, ése su cometido. Le interesa, según sus intérpretes, que haya además otras cosas, pero siempre para que el sistema funcione lo mejor posible: los esta- dos nacionales, con el fin de que garanticen una legislación ade- cuada 26 , elecciones libres que impidan o al menos corrijan la EL FIN DEL EUROCENTRISMO RELIGIOSO… 531 26 Cf. T H . L. F RIEDMAN , Op. cit. , 175.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz