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Este último punto de la «creación» es importante, ya que «sólo desde la nada el hombre podrá crear como Dios, ya ni siquiera «a su imagen y semejanza», sino igual a como Él lo hiciera» 15 . En las páginas 30-34 de La agonía de Europa , María Zambrano se detiene en el análisis del Dios elegido por Europa, un Dios crea- dor, que marca el rumbo de la historia de los hombres. Dios creó el mundo. Pero el hombre, «criatura predilecta, tam- bién se rebeló, y al hacerlo desposeyó a Dios del mundo que crea- ra para su gloria» 16 . Dios perdió al hombre y el mundo. Sin embargo, Dios creador no aniquiló el mundo, sino que «le envió, más tarde, el único remedio que podía arreglar la situación, le envió a un Dios como él, que adquirió forma humana, carne mor- tal para morir y, todavía más, para ser devorado por los hombres; un Dios que se hace alimento de la insatisfacción humana» 17 . De este modo, el Dios de la creación se hizo también Dios de la misericor- dia, aunque terminara por prevalecer el Dios creador sobre el mise- ricordioso. Como prueba de esta última afirmación, María Zambrano recuerdo «la zarza que arde sin consumirse, el pan que es devorado sin acabarse» 18 . Y vuelve a hablar de Dios sacando el mundo de la nada y al hombre del barro. Y en esa misma línea creadora, inter- preta la misericordia de Dios como una actividad divina que «ya no puede hacer más que bajar a rescatar la tierra y la criatura que per- diera, transformándose en su alimento» 19 . Justamente esta imagen de Dios creador será decisiva para el origen de la historia en el mundo humano: «La actividad creadora que hizo al hombre a «su imagen y semejanza», es decir, creador tam- bién… debajo de ese culto a la creación, está la idea que el hombre se ha hecho acerca de sí mismo como criatura que puede crear y, LA HISTORIA EN MARÍA ZAMBRANO 483 15 María Z AMBRANO , La agonía de Europa (Madrid 1988) 43. Cf. ID., Filosofía y poesía (México 1987) 77-78. 16 O.c. , 30. 17 O.c. , 31. 18 O.c. , 32. 19 Ib . Hablando de la actividad creadora de Dios escribe así: «Ningún dios más activo, más violento. De la nada saca el mundo, la espléndida realidad que es la mayor acción de todas, la acción más activa, absoluta acción» ( Op. cit. , 33).

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