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Más clara y directa parece la relación de otros elementos teóri- cos con el absolutismo. Tal es el caso del «yo pienso» de Fichte al que alude de pasada 146 . Se detiene algo más al hablar del racionalismo, señalando cómo ha contribuido, desde dos puntos de vista, a la existencia del abso- lutismo. Primero como imposición y voluntad de ser, de someter la realidad a la razón 147 . Luego, en cuanto el racionalismo ha hecho abstracción del tiempo al hacer perennes las verdades racionales. «Eran en verdad un intento de conocer la realidad desde la mente divina, un acceso a la divina lógica» 148 . La unión del voluntarismo (yo quiero, yo soy, yo pienso, yo quiero llegar a ser) y la abolición del tiempo en un «siempre» fijo e inmutable nutren el ensueño del absolutismo 149 . «El error de todos los absolutismos ha sido querer detener el tiempo y aun querer rete- nerlo. Pues, en la raíz de la voluntad hay un «siempre» declarado, escondido, que «esto sea así para siempre» y aun, inconfesablemen- te, «de por siempre» o «desde siempre» 150 . En su expresión más trágica, «el absolutismo es una imagen de la creación, pero invertida. Al crear hace la nada; anula el pasado y oculta el porvenir. Un verdadero nudo que se quiere hacer en el tiempo. Por ello, un infierno» 151 . Sin entrar en otros detalles, María Zambrano señala que el remedio a cualquier clase de absolutismos se encuentra en la huma- nización de la historia, algo que sólo será posible cuando «la razón LA HISTORIA EN MARÍA ZAMBRANO 509 146 PD 84. 147 «El racionalismo es absolutismo por su parte, al extender sin más los prin- cipios de la Razón a la realidad toda. Una razón imperante, no contemplativa, no dirigida a descubrir la estructura de la realidad. El racionalismo es una presuposi- ción, si pensar es exigir. Y en el exigir va la imposición de ser –de existir–. El racio- nalismo es expresión de la voluntad de ser» (PD 87). 148 PD 88. 149 PD 89. Sobre la convergencia de la idea fundamental del racionalismo y de la religión en el absolutismo, escribe María Zambrano: «La razón situaba sus ver- dades más allá del tiempo, y la religión en la Eternidad. Y de las dos cosas habría de nutrirse el sueño del absolutismo: construir no fuera del tiempo, sino sobre el tiempo» (PD 89). 150 PD 91. 151 Ib. Cf. también p. 92.

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