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calma con nada. Es más tiende «a destruir lo que encuentra para sus- tituirlo por algo diferente, nuevo» 118 . 2) La esperanza. Está íntimamente relacionada con el anhelo, ya que este «es la manifestación difusa, primaria, superficial de la espe- ranza, que es su foco, su hogar y su raíz última. Si el hombre se dife- rencia del animal porque anhela, es porque más allá del anhelo, como su foco, está la esperanza» 119 . Dado que la esperanza está sosteniendo y alentando el anhelo, María Zambrano emplea, para hablar de ella, expresiones parecidas a las que usó en el caso del anhelo: «es «como el latir del corazón» 120 , «como la respiración profunda de la persona» 121 . Pero la esperanza es más humana que el anhelo porque es más activa. Anhelar es una llamada para que algo venga a nosotros; cuando esperamos nos movemos desde nuestra situación hacia algo 122 . La esperanza es un obstáculo para una historia humanizada en cuanto que no podemos permanecer fijos, sino que estamos siem- pre trascendiendo nuestras situaciones y el esperar que es «un movi- miento espontáneo, irreprimible en la persona, debería ejercitarse con un cierto ritmo, y ha sucedido hasta ahora lo contrario» 123 . La falta de ritmo marca la irracionalidad de la historia, porque «el hombre no vive sin una cierta imagen de sí mismo, es como si ser sí mismo al fin, fuese el término secreto de su esperanza, el 504 MANUEL GONZÁLEZ GARCÍA 118 Ib. 119 PD 64. Muy certeramente distingue María Zambrano entre las esperanzas (que pueden tenerse o no) y la espera, que siempre existe. Cf. José D EMETRIO J IMÉNEZ , op. cit. , 123-124. 120 PD 64. 121 PD 66. 122 «Mientras que en el anhelar hay como una especie de llamada dirigida a algo para que venga hacia nosotros; en el esperar hay un moverse hacia ello. Por tanto, es más humano, más propiamente humano –lo más específicamente humano es lo más activo–. Es, pues, el esperar un íntimo movimiento incesante, por el cual nos movemos a nosotros mismos de aquella situación en que ya estamos. Y como esperamos siempre, se puede decir que en ninguna ocasión estamos fijos; que en cualquier situación estamos trascendiéndola ya por el hecho de seguir esperando» (PD 65). 123 PD 66.

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