NG200403006

A la hora de fijar este paso de una a otra historia, María Zambrano centro su reflexión en el absolutismo, «el nudo trágico de la historia de Occidente» 114 . Ahora bien, si bien el absolutismo puede concretarse en acon- tecimientos reales en la sociedad y en la historia, la reflexión de María Zambrano va por otros caminos más universales y primeros, como se deriva de la misma noción que da del absolutismo: «Es, sin duda, querer algo absolutamente. Mas no es suficiente; la desinen- cia «ismo» es signo de teoría, que sin embargo según lo dicho, no ha acompañado siempre al querer absolutista. Tenemos pues que dis- tinguir entre dos grados de absolutismo: el espontáneo, que provie- ne sólo del querer; y el que encierra este querer en una teoría, en un sistema, en un método. Retengamos por ahora sólo el absolutis- mo de primer grado: el querer algo, el quererlo, sin más» 115 . Su análisis del «querer algo absolutamente» se centra en cuatro aspectos que son las entrañas de la historia y cuya corrección es necesaria para humanizarla: 1) El anhelo. Es la consecuencia de la acción que el hombre ha de realizar como respuesta a sus propias circunstancias y de que se conoce a sí mismo actuando. Por eso, «el anhelo es la primera manifestación de la vida huma- na» 116 . El anhelo se presenta en el hombre con una doble cara. En pri- mer lugar, comparado con el animal, el hombre anhela indetermi- nadamente 117 . En segundo lugar, el anhelo humano es un vacío, al que María Zambrano no duda en llamar «metafísico», que no se LA HISTORIA EN MARÍA ZAMBRANO 503 114 PD 62. 115 Ib. 116 PD 63. En esta misma página dice que «es como la respiración del alma». Cf. María Z AMBRANO , Fragmentos sobre la naturaleza , en Anthropos. Suplementos. María Zambrano. Antología, selección de textos , 1987, 89-90. 117 «La diferencia del anhelo respecto a la necesidad animal es su indetermi- nación. El anhelar humano no tiene siempre un término conocido, puede muy bien no ser anhelo de algo determinado. Se muestra ya en él una trascendencia aún en forma mínima. El anhelo denuncia un vacío donde pueden albergarse muchas cosas diversas, mientras que el impulso que lleva al animal a apoderarse de algo o ir en su busca es algo preciso, determinado, y cuando lo encuentra se detiene» (PD 63).

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