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Por otro lado, emerge la figura de Edipo, en quien «el conflicto de ser hombre queda…planteado no en términos de «existir» de «ser o no ser», sino en términos de conocimiento», ya que «si Edipo hubie- se podido reconocer a sus padres y a su madre, no hubiese matado aquel y esposado aquella. Habría descifrado el enigma propuesto por la Esfinge» 94 . Posteriormente ha habido, en la historia de los hombres, momentos de paz relativa como la Pax Augusta, la Ilustración, el periodo de finales del XIX a la 1ª guerra mundial. Pero, tras esa apa- rente paz, había grupos de gente que padecían la historia sin ser sus protagonistas. Y llegó la catástrofe 95 . Estos acontecimientos revelan la disociación entre el tiempo de la vida individual y el histórico, convirtiendo la historia en tragedia sin autor al no poder darse prolongación de la vida individual que abarque periodos de tiempo más largos. B) El carácter trágico de la historia aparece también en su teo- ría del ídolo y la víctima: «La contextura trágica de la historia habida hasta ahora proviene de que en toda sociedad, familia incluida, aun en la peculiar sociedad formada por dos que se aman, haya siempre como ley que sólo en ciertos niveles humanos no rige, un ídolo y una víctima» 96 . María Zambrano define primeramente el ídolo: «Ídolo es lo que exige ser adorado o recibe adoración, es decir, absoluta entrega; absoluta, mientras dura. Ídolo es lo que se alimenta de esa adora- ción o entrega sin medida y una vez que falta, cae. Es una imagen desviada de lo divino, una usurpación» 97 . A continuación repasa hechos históricos donde cree ver refleja- da su teoría del ídolo y la víctima. Enumera, sin ninguna otra indi- cación, los casos de Álvaro de Luna y Rodrigo de Calderón (en tiempos de Felipe IV) salvando la monarquía. Es un poco más explí- cita al hablar de la república de Venecia 98 . Se detiene algo más en la 498 MANUEL GONZÁLEZ GARCÍA 94 Ib. Cf. así mismo José D EMETRIO J IMÉNEZ , op. cit. , 119. 95 PD 40. 96 PD 40-42. 97 PD 42. 98 Hablando del contraste existente en Venecia, escribe de la siguiente mane- ra: «Separada por un estrecho canal y unida por un puente está la prisión de Venecia