NG200403005

rodeados de semiseres irreductibles a razones: mundo de lo que no es y de lo que aparece inconexo, mundo de monstruos que el arte de algún modo intenta lograr apresar. Hay pues toda una realidad, formas de ser que, de alguna manera, son sentidas por un sujeto, como especies o géneros de realidades heterogéneas, y que no se ofrecen en forma de ideas, por no ser, precisamente, homogéneas. Ortega señalaba que la realidad es antes que la idea. Para comentar a renglón seguido Zambrano, que esta realidad previa a la idea ha de darse en un sentir. Pues bien, esta alteridad de que está rodeado el hombre y sobre la que éste apetece la claridad, aunque se le resista, es un fondo de misterio: “Al fondo último y abismal de la realidad inagotable que el hom- bre siente en sí mismo, llenándole en los momentos felices y en los de sufrimiento; dicha y padecer, se nos aparecen infinitos. Y en ellos es cuando sentimos que la realidad no sólo nos toca, sino nos absorbe, nos inunda” (LCS, 129). Piedad vendría a terminar siendo ya, un saber tratar con el mis- terio. Por ser misterio, el lenguaje y los modos han estado ajenos al hombre moderno, que se ha lanzado frenéticamente a tratar sólo con lo claro y distinto . Este último fondo, este misterio, para María Zambrano es lo sagrado. Y ante este fondo que es lo sagrado, el hombre, lo primero que hace no es pensar, sino hacer. Esta acción de trato con lo sagrado es el sacrificio, primera forma de la piedad. El sacrificio es un pacto con ese fondo último que es lo sagrado, que al comienzo todo lo ocupa y no le deja al hombre ningún lugar adónde ir, que lo persigue sin desmayo y en esta presión que ejer- ce sin descanso, el hombre en su delirio, ofrece lo mejor, su vida a cambio de que se le permita ir ganando su pequeña porción de ser. Uno a otro se alimentan; es el culto. Por eso dice Zambrano que: “La primera relación que vemos así entre el hombre y la realidad es la de alimentarse y servir de alimento. Ofrecerse para rescatar- se. Aplacar por la ofrenda el peligro de ser devorado, para obte- ner su primera porción de ser” (HD, 209-210). Es que para Zambrano ser hombre, es un hacerse de continuo sin haber terminado de serlo definitivamente, es un irse descolgan- CONOCIMIENTO COMO PIEDAD 469

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz