NG200403005
como humano. En otros términos que el sujeto que observa (activi- dad), aquí se presenta como observado (padecer). Es decir, que en el juego del conocer, si es verdad que cada cual debe atender a su juego, no es menos cierto que para poder llevarlo a cabo, se deberá atender a la totalidad del juego, a todo el juego, al juego del univer- so. Y esta totalidad, lo sagrado, ni juega del todo con nosotros (puro padecer) ni nos deja jugar solos (puro conocer). Los dos momentos deberán ser recogidos. La piedad sería el momento de recoger, reu- nir (logos) el trato con dicha totalidad, con lo sagrado. Sólo en la totalidad del juego tiene sentido nuestro propio juego del conocer. Y por fin, si damos por cierto el dicho de Aristóteles, que «todos los hombres desean por naturaleza saber», ahora sabemos que por naturaleza no sólo conocemos, sino que tal naturaleza también sien- te, y este sentir es un trato que gestiona la piedad. Por naturaleza deseamos conocer; pero a lo no conocido, primero llega la piedad como gracia. Sólo un conocimiento como piedad así comprendido, puede ser entregado a un Logos lleno de NATURALEZA Y GRACIA. L UIS A NDRÉS M ARCOS Universidad Pontificia de Salamanca ABSTRACT An attentive reading of the History of Philosophy, could help us see that pity, whenever it has been the object of consideration, it has been so for the purpose of showing it as “irrational”. If this were the case, this study should now try to show that pity is not only an object of knowledge, but is actually necessary for knowledge, because it allows access to unknown realities, thus expanding the limits of reality and of knowledge, while at the same time promoting a logos which goes beyond awareness towards sensation. Here we see a subject who senses before knowing. In this sensation, we recover a type of logos which expands its own area of comprehension simultaneously to encompass the activity of the knowing subject and his reception of the realities which impose themselves on sensation before knowledge. This simultaneous expansion is unthinkable from the logic of being, as dealt with in the History of Philosophy, but explainable from the unity of knowledge which Philosophy and Poetry offer, a unity in which the two do not become confused. CONOCIMIENTO COMO PIEDAD 477
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