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verá reducida en su «estar por otra cosa» a remitir nuestra atención únicamente a las ideas de la mente. No extraña, todo merced al «uso», que Horacio en su Ars Poetica (versos 70-73) ya subrayase: «muchos términos que han caído en desuso volverán a ser utilizados y otros que ahora gozan de gran prestigio lo perderán, si así lo quie- re el uso , convertido en árbitro, derecho y norma del habla». Aunque estas dos doctrinas básicas del significado podrían ser- vir para desarrollar el presente estudio, dados los problemas diver- sos que plantean, prestamos atención sólo a la doctrina especular al considerar los entes de ficción, aún en su idealidad, como entes semejantes a los existentes en el mundo del hombre. Elementos constituyentes del significado son la referencia y el sentido . A este respecto, puede trasladarse, haciendo los cambios pertinentes al mundo de los entes de ficción, el pensamiento de G. Frege 4 . Hasta 1890, se había limitado a establecer la diferencia existente entre signo y contenido significativo. Pero en 1891, pasa a configurar el contenido significativo con una nueva estructura en la que distingue la referencia (Bedeutung) de una expresión, de la del sentido (Sinn) que ésta posee. Esta postura semántica queda elucidada en un ejem- plo ilustrativo: si un observador contempla la luna a través de un telescopio, es a este planeta a quien se refiere la palabra luna. La imagen que aparece en el telescopio sería la manera, el modo cómo (Sinn) el observador aprehende, capta la luna. Ni la imagen, ni la visión que cada sujeto tenga de la luna es el planeta luna. Se da, pues, una suerte de tercer mundo, el del significado, constituido por el sentido y la referencia, autónomos e independientes en su ser, de la realidad luna, cuya existencia tiene realidad fuera de la concien- cia del observador y del telescopio donde aparece su imagen. Si esta concepción semántica, se aplica al ente de ficción, se verifica siem- pre referencia y sentido. Pongamos, a manera de ejemplo, El Quijote , apodo con que era conocido Alonso Quijano. Otra gente, a este personaje le apodaba también el Caballero de la triste figura. Tenemos aquí dos sentidos para la misma y única referencia: Alonso Quijano. Vemos un ente de ficción al que podemos referirnos con dos sentidos diversos. Además, El Quijote puede gozar de la refe- ENTES DE FICCIÓN, REALIDAD Y LENGUAJE 437 4 G. F REGE , Estudios sobre semántica (Barcelona 1971), y Escritos lógico- semánticos (Madrid 1974).

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