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veces (34 a y 38 b) la presencia de Platón, y el Critón , que afirma hablar en nombre de los discípulos de Sócrates. También puede ser real la escena del Fedón , aunque Platón invente las palabras que pronuncia Sócrates. Lo general, sin embargo, es que los diálogos sean creaciones literarias, de estructura dramática, cuyos personajes son más bien símbolos de ideas u opiniones que retratos de perso- nas reales, aunque tomen el nombre y la figura de personajes his- tóricos. Platón es un auténtico creador de obras dramáticas y, en ocasiones, poéticas, en las que casi todo es ficción literaria 25 . Al leer un diálogo platónico nunca debemos perder de vista esta perspec- tiva. En el diálogo observamos la estructura deliberada de un nuevo género literario, creado por un autor del que se dice que, en su juventud, escribió algunos dramas. ¿Por qué Platón escribió diálo- gos? ¿Por qué no escribió tragedias? Primero, en la época anterior a Platón no había ninguna dis- tinción entre la consideración literaria y filosófica de los problemas éticos. No existía la distinción entre los escritos serios y los que sólo pretendían el entretenimiento. El lector daba por supuesto que exis- tían textos de diverso género que enseñaban la sabiduría práctica o prudencia. Así vemos que Jenófanes se considera competidor de Homero y Hesíodo, y Heráclito considera que Homero y Arquíloco merecen ser azotados en público por sus enseñanzas sobre el valor 26 y que tanto Hesíodo como Pitágoras, lo mismo que Jenófanes y Hecateo carecen de inteligencia, porque la erudición no la produce 27 . Todos cultivan, a su juicio, la misma preocupación por el saber. Tanto la poesía épica, como la lírica, la trágica y la cómica, junto con los tratados médicos e históricos, así como la retórica son géneros en los que Platón descubre enseñanzas sobre la phrónesis que no comparte o que somete a discusión. Sencillamente porque no existía una tradición de prosa filosófica de tema ético, sino que aparecen diversas reflexiones en obras de PLATÓN: LA ESCRITURA EN EL LIBRO DEL ALMA 407 25 La anécdota que cuenta Diógenes Laercio lo refleja muy bien. Dice éste que al oír Sócrates a Platón leer el Lisis , exclamó: «Cuántas mentiras dice de mí este muchacho» (D L. III, 35). 26 H ERÁCLITO , DK 22 B 42. 27 H ERÁCLITO , DK 22 B 40.

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