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astros y planetas circulan alrededor del sol. El corazón es el sol del organismo. Por eso Harvey concluye la exposición de su descubri- miento con una nueva profesión de cardiocentrismo: «Así el corazón es el principio de vida y sol del microcosmos, de la misma manera que, proporcionalmente, el sol merece llamarse corazón del mundo. Por su virtud y pulso la sangre se mueve, se perfecciona, se vigori- za y escapa a la corrupción y a la coagulación; y este lar familiar, fundamento de la vida y autor de todas las cosas, presta sus servi- cios a todo el cuerpo, dándole alimento, calor y vigor» ( De motu cor- dis , c. VIII). Con el descubrimiento de la circulación mayor de la sangre, todo el sistema de la fisiología galénica entra en franca bancarrota. Ya no es posible seguir defendiéndolo. Por otra parte, ahora sí comienza a ser posible una fisiología alternativa. Es la fisiología experimental y moderna, principio y fundamento, junto con la ana- tomía, de la nueva medicina. De ella nacerá una nueva ciencia del corazón. Es el origen de la cardiología moderna. EPÍLOGO La cultura occidental, a diferencia de otras, por ejemplo las semíticas, ha sido proponderantemente cerebrocéntrica. Pero eso no significa que en el corazón no haya jugado un papel fundamental en ella. Para comprobarlo no hay más que reparar en nuestro propio lenguaje. La palabra castellana corazón procede del latín cor , que no sólo sirvió para designar un órgano anatómico sino también el asiento del alma y la sede de la sabiduría. Isidoro de Sevilla dice que en él está la causa de todo saber ( in corde omnis sollicitudo et scientiae causa manet : Or. 11, 1, 118), y Lactancio lo considera el lugar donde resi- de la sabiduría ( cor quod sapientiae domicilium videtur: Opif. 10, 11). Sabio es quien guarda las cosas en el corazón. Ése es el senti- do profundo del término «re-cordar». El cerebro tiende a ser frío, cal- culador, en tanto que el corazón es cálido, compasivo. Compadecerse se dice en latín misereor , y como ésta es cualidad del corazón, el término completo es el de «miseri-cordia». El amor une a las personas, haciéndolas «con-cordes». Lo contrario es la «dis-cordia». 390 DIEGO GRACIA
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