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NÓ depositarios de dinero, y la administración aun de los recursos ne- cesarios para atender á las necesidades de la Orden, de las Co- munidades y religiosos particulares. La Regla franciscana obliga á sus profesores á vivir exclusivamente de su trabajo, de las li- mosnas voluntariamente ofrecidas por los fieles, ó procuradas por medio de la mendicación. Prohibe toda capitalización, toda acep- tación de legados, rentas, pensiones, todo cuanto puede asegurar á sus religiosos un recurso estable cierto, permanente. De entre los veinticinco preceptos obligatorios bajo pena de pecado mortal que contiene la Regla para el común de los religiosos, á más de los especiales para los Superiores, á quienes niega toda facultad para dispensar en los preceptos de la Regla, y toda facultad de hacer glosas ó comentarios que la relajen de su extricta y pura observancia, y toda facultad de acudir á la Santa Sede solicitan- do dispensas, excepto en los casos de verdadera, grave é ineludi- ble necesidad, el precepto predilecto del inmortal Fundador, el inculcado con más vigor, el formulado en términos más rigurosos es el precepto de la santa pobreza. A la fiel observancia de este punto de la Regla están vinculadas todas las bendiciones de Dios sobre la familia franciscana. maldecir el dinero y hace con frecuencia: el re El gran Patriarca no se cansaba de rlo detestable á sus hermanos, y les decía ligioso que del dinero hace más caso que del lodo está muy cerca de su eterna condenación: mientras la Orden será pobre al tenor de lo mandado en la Regla gozará de una grande paz y concordia en el interior, será próspera y floreciente, respetada y amada; pero desde el momento en que abandone esa pobreza se llenará de facciones y discordias en el interior, perderá todo su brillo exterior, y no será amada, ni respetada: el fraile que aerá muy presto en los vicios más abomina- bles: con el dinero le vendrán á la Orden todas 1 más con la pobreza pre abandone la pobreza e as calamidades, scrita por la Regla le vendrán todos los bienes. Palabras proféticas cuya verdad está comprobada por la ante de siete siglos: las vicisitudes que ha tenido la Orden franciscana son e que ha tenido la pobreza instituíd guarda de la pobreza experiencia universal y const xactamente las mismas a por el santo Fundador. La es el barómetro que marc: a con precisión asombrosa el tiempo que reima en la Orden de N. P. $. Fran- Cisco, PRRETUTO PER CARNE

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