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q ps Misionero murió plácidamente teniendo en sus manos la imagen de Jesucristo, que siendo el soberano Señor, obedeció hasta la 1g- nominiosa muerte de la cruz para darnos un ejemplo eterno de l: obediencia que debemos á los mandamientos del Señor,y á todos los que según su ley nos mandan en su nombre y por la autoridad que de él han recibido. ¡Pluguiese al cielo que el ejemplo del beato Diego fuese 1mi- do, se generalizara la verdadera obediencia, y se desterrara de las sociedades humanas el espíritu de rebelión, de discordia y anar- quía! CAPITULO XI. Pobreza del beato Diego. Por el voto de pobreza tal como se hace en la Orden fran- ciscana al tenor de la Regla dada por N. P. San Francisco, el hombre hace un sacrificio perpétuo y absoluto de todos los bienes materiales del mundo. El voto de pobreza franciscana priva! no sólo á los particulares, sino también al cuerpo mismo de la Orden de todo derecho de propiedad, los sujeta al uso moderado y ver- daderamente pobre aun de aquello cuyo uso es lícito al cuerpo de la Orden y á los religiosos particulares de modo que les prohibe toda riqueza, superfluidad y curiosidad aun en las iglesias mis- mas y en las eosas necesarias al culto divino. De aquellas cosas que les permite dentro los límites de tan estrecha pobreza no les concede sino el simple uso de hecho, reservándose toda propiedad á la Santa Sede. Así han entendido los Sumos Pontífices, y espe- cialmente los Papas Nicolás III y Clemente V en sus célebres Decretales insertas en el cuerpo del derecho canónico estas pala- bras de la Regla: Los Frailes no se apropien cosa alguna, ni casa, ni lugar, ni otra cosa sobre la tierra, palabras repetidas con signi- ficativa insistencia por el grande é inmortal patriarca S. Francis- co de Asís. Tres veces prohibe á sus religiosos en la Regla todo uso, manejo ó recurso á dinero, excepto en aquellos casos en que la necesidad es tan grave y notoria que por sí misma suspende la obligación de guardar la ley, ó autoriza para recurrir á la Santa Sede, y conseguir la dispensa de la ley. La Regla les prohibe ser

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