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pao y pa obras. Así cumplía el precepto de Jesucristo: ”Brille de tal ma- nera vuestra luz delante de los hombres que vean vuestras obras, y glorifiquen á vuestro Padre celestial que está en lo alto de los cielos.” “Andad ceñidos con el cíngulo de la penitencia y tened lámparas encendidas en vuestras manos.” “Cumplimos estos pre- ceptos, dice S. Gregorio el Grande, cuando reprimimos la concu- piscencia por medio de la continencia y cuando iluminamos al pró- gimo con los resplandores de nuestras buenas obras. Las nobles y santas inspiraciones de que se sentían animados los que tenían la dicha de ver celebrar á nuestro beato Diego el santo sacrificio de la Misa, los cristianos sentimientos que se dis- pertaban en su corazón, las heróicas resoluciones que tomaban, en una palabra, la llama del amor de que se sentían inflamados é ilumi- nados, porque ¿qué llama más brillante y ardiente que la del amor? prueban concluyentemente que los resplandores que despedía de sí nuestro beato Diego, eran resplandores de gracia y de misericor- dia, hermosa luz de los corazones que los trasforma y convierte á Dios por una santa regeneración. El que tantos prodigios obraba mediante la compostura y de- voción con que celebraba, no es de admirar que el Señor lo hon- rara igualmente con ciertas maravillas que realzaban su religiosa modestia en el ejercicio de tan santo ministerio. Se asegura en efecto, que en varias ocasiones se le vió rodeado de una luz y cla- ridad tales, que hacían palidecer las luces del altar, y que este portento se observó particularmente en la iglesia del convento de Antequera, y muchas veces en la capilla de Ntra. Señora de Paz. Asegúrase también que alguna vez fué honrado, y consolado durante el santo sacrificio de visible del mismo Jesucristo. ] la recreado la Misa con la presencia ia celebraba un día en la iglesia del convento de Ecija, y después de la e onsagración, teniendo en sus venerables manos la hostia cons: grada, se le apareció nuestro Di- 1 dándole un tiernísimo abrazo. Estas gracias extraordinarias con vino Salvador en forma human: que el Señor le favorecía eran para él no sólo una fuente de C también un manantial de luces y de lebrar el santo sacrificio todos los días, aun aquellos en que se ha- llaba más rendido de cansancio y fatiga viajes apostólicos, onsolación y alegría, sino amor. Por eso procuraba ce- á causa de sus frecuentes Sólo el caso de grave enfermedad le hacía de-

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