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— 120 — la cumbre de la dignidad á que han sido ensalzados por la gracia del Señor para cumplir la grande y sublime misión que Jesucristo confiara á sus sacerdotes hasta la consumación de los siglos, y que en el último cumplió con tanto brillo y provecho de nuestra queri- da Patria el incomparable Misionero de los tiempos modernos. CAPITULO XVI. Escritos del beato Diego. Creeríamos faltar á nuestro deber si nada dijéramos de los es- critos del beato Diego. Este silencio dejaría una laguna en la Vida del Varón ilustre cuyas grandes obras y virtudes nos hemos propuesto dar á conocer al mayor número posible para la mayor gloria de Dios y de su fiel servidor. No se crea, sin embargo, que vamos á presentar á nuestros lectores un análisis de sus doctrinas y de todos sus escritos: esto es un trabajo literario que debe hacer- se por separado para utilidad de las personas que se dedican al es- tudio, y sobre todo, al estudio de los grandes hombres que florecie- ron en el siglo pasado y honraron la Iglesia Hispana. Lo que nos parece un deber es hacer constar que el beato Diego, á pesar de | haber pasado toda la vida propia para escribir, ocupado contínua- | mente en sus apostólicas misiones que eran su vocación especial, y | absorbian necesariamente todo el tiempo disponible, nos ha dejado muchos y valiosos escritos llenos de sabiduría y erudición, dignos de ser leídos y consultados para conocer más á fondo aquella gran- de alma, y las necesidades y aspiraciones del siglo en que vivía y se había formado. El P. Luís Antonio de Sevilla da las siguientes noticias de los escritos de nuestro Beato: Impresos: Cinco tomos en cuarto de sermones, los más de ellos oraciones fúnebres, y varios discursos ó relaciones de las misiones de Murcia y Valencia. Ocho alocuciones ó arengas latinas pronunciadas ante varios cuerpos literatos, las más de ellas traducidas al español por el mis- mo Padre. El Ermitaño perfecto, ó vida y virtudes del hermano Juán de