BFCMEP00090-C-IGUp01d00000000
— 112 — mi prisión, ó destierro; con toda verdad digo que jamás me he visto en más libertad y con tanto gusto: éste se turba cuando reflexio- no si mi mal porte daría lugar á que Dios me abandonase á mis caprichos, ó á que retirase de mí aquella gracia con que por su bondad me asistía en el púlpito: cuando en esto pienso, se fija en mi mente aquello de jam: non potes villicare. Hay muchos trabajos y fatigas. Entonces se abulta y toma más cuerpo el cono- cimiento de mis ingratitudes y miserias, se ye mejor la justicia de Dios, y de todo esto se forma una nube que ciertamente me pone en mucha agonía. Porque el Señor sostenga en ella á este feo borrón de la naturaleza suplico á V. P. que ruegue á Dios por mí: por lo demás, ni se acuerde de lo pasado, pues siguien- do aquí tiempo largo, veré si puedo reformarme qne es mi prin- cipal encargo é interés.” Por este estilo son todas las cartas que escribió desde su des- tierro. Cuando en Galicia era públicamente insultado y apedreado, y oía que se glosaba el Santo Dios de una manera impía, y que las palabras: “Líbranos, Señor, de todo mal” eran parafraseadas por estas otras: Líbranos, Señor, del fraile capuchino P. Diego; cuando en la Mancha fué groseramente tratado por personas que tenían especial obligación de darle una decorosa y amable hos- pitalidad, no respondió á los insultos sino con estas palabras del Apostol que repetía á sus compañeros: ”Acreditemos con nues- tra paciencia que somos ministros de Dios.” Más sensible fué cuando le recogieron las licencias de confe- sar religiosas según queda dicho más arriba. Tuvo entonces cierta veleidad de impaciencia, veleidad que él mismo nos explica y condena en estos términos: “Y o debí callar, escribe á su Director, pero no acabo de cono- cer que por ningún motivo ni pretexto debo separarme del ejem- plo de mi Redentor. Estoy corrido, y ni me atrevo á arrojarme á sus divinos piés para pedirle perdón: he perdido toda mi tran- quilidad y consuelo porque no hay forma de persuadirme, que > resta para vencer todas las contradicciones, y desarmar á mis émulos no ha de ser ] ciencia.” el modo único que me a resistencia sino la pa- Cuando por motivos que sus primeros biógrafos creyeron ne-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz