BFCLEO00033-H-100000000000000

149 Fray Emiliano de Cantalapiedra / ....... . La verdad es que Ogdebiá había progresado muchísimo en muy poco tiempo. Hacía apenas un año no habíamás que una casa a medio terminar. Por otra parte, el problema de la hacienda quitó mucho tiempo. Ogdebiá era otra cosa, agradable hasta no más, esperanzadora y consoladora, como para animar al más decaído. Con las hermanas habían venido unas alumnas del Tukuko, algunas yukpas, otras barí. por eso podían estar en todas partes: en la cocina, en el dispensario, llevaron muchas y buenas medicinas, en la catequesis... Ahora, nuestros encuentros en la capilla eran muy distintos: con el coro que hacían las niñas que llevaron las hermanas desde el Tukuko, nuestros rezos diarios resultaban muy bien y muy fervorosos, favoreciendo la presencia del Señor Sacramentado en la capilla tan bonita y recogida. ¡Lástima que en aquellos tiempos sólo el sacerdote podía dar la comunión! De todas maneras tuvimos la Santa Misa tres días. El rosario, sí lo tuvimos todos los días, por la tarde. En fin, la presencia de las hermanas fue una verdadera bendición para todos. Cuando se marcharon las estuvimos recordando muchas veces al día y muchos días. Después de varias semanas de permanencia, el Martes Santo, temprano, se fueron las hermanas a pasar la Semana Santa en el Tukuko, pues aquí no habría sacerdote para celebrar la liturgia. Nos prometieron que vendrían pronto para continuar la labor iniciada, de regreso, como al venir, irían visitando a los yukpas que vivían por el camino. Ellas se fueron contentas pero con pena, nosotros las despedimos con: ¡Que Dios se lo pague!¡Vuelvan pronto! SEMANA SANTA RADIOFÓNICA Después de que se fueron las hermanas reanudamos nuestras actividades. Ayudados por la emisora La Voz de la Fe celebramos la

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz