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144 •••••••• \. M~.'!!~1:~q~ ... ...................................... kilómetros de la Virgen del Camino. El bohío a donde se orientaba la pica que venía desde la Virgen de Camino. DE NUEVO, UN TIEMPO EN EL TUKUKO Ahora un servidor estaría un tiempo en el Tukuko, atendiendo algunas cosas de allí y ayudando a los yukpas y barí. Visitaba las rancherías de un lado y otro de la Misión. A veces a pie, otras en mula. Llegaba hasta la Estación Misional de la Virgen del Camino porque allí vivían varias familias yukpas. No me atreví a ir a la estación de santa Rosa. Algunos yukpas fueron por su cuenta, cerraron nuevamente la casa y se trajeron lo que era de más valor. Mientras tanto el P. Adolfo, encargado de la motilonia, no dejaba de ir con frecuencia al Instituto Agrario Nacional y a la Comisión Indigenista para que se diera solución definitiva al asunto de la hacienda que cortaba el paso entre la motilonia y la región del Tukuko. Siempre le daban muy buenas palabras pero no se veían los hechos. Tardaron en llegar casi doce años. El P. Romualdo de Renedo siguió al P. Adolfo en sus gestiones. Como se dijo antes, gracias a Dios, todo es ahora como siempre debió ser. El comienzo del año 1962 me sorprendió en el Tukuko. No sabía cuál sería mi destino futuro, seguía estando jurídicamente en San José de Ogdebiá, pero de momento no podía ir para allá. ¡Estaba en las manos de Dios! En paz y sosiego seguía en el Tukuko, ayudando en lo que podía. También a las familias barí que allí estaban o allí llegaban. Con el transcurso de un día y otro, de una semana y otra semana, voy cogiendo el ritmo aquí, y acordándome de mis tiempos antiguos. El 29 de enero cumpliría 37 años. También cumpliría este año diez años de haber llegado a Perijá. Como dice el refrán "lo pasado se añora y lo presente se aprecia y se aprovecha". Eso era lo que estaba haciendo en la Misión del Tukuko.
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