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143 Fray Emiliano de Cantalapiedra ;········ ......................................................... nuestro Señor le haya pagado todo abundantemente. Los misioneros lo recordaremos con cariño y gratitud y, rogaremos siempre por él. Ahora me quedo en el Tukuko, a esperar qué decisión se tomaba. Tenía que olvidar los tristes recuerdos de la estación misional de Santa Rosa. La estación misional quedó despoblada, igual que la hacienda. Algunos forajidos forzaron la puerta de la estación misional y lo desvalijaron todo. Hasta los ornamentos y vasos sagrados para celebrar la Santa Misa, fueron profanados. Todos los yukpas regresaron al Tukuko y explicaron el porqué de los disparos. Aparte del nerviosismo, estaba el temor de que los braceros de la hacienda que salieron huyendo, hubieran ido a las haciendas vecinas, y vinieran a atacar a los yukpas, con los braceros de esas haciendas, mientras estábamos velando el cadáver de Pete. En realidad era un temor infundado. Los braceros muertos de terror no aparecieron hasta los seis días, y entonces, escoltados por un montón de guardias nacionales, el juez, los hacendados, etc., que venían a levantar el cadáver del bracero muerto. La hacienda estuvo seis días abandonada. No había obreros que ordeñaran las vacas. Los yukpas abrieron las guitarras de los potreros para que los becerros estuvieran con las vacas y, así, éstas no se malograran. Con esto termino de escribir esta triste historia, que pasó en esa desventurada hacienda, que fue hecha indebidamente y causando a los barí, que allí vivían desde siempre, grandes daños y desgracias. Gracias a Dios Bendito y a su Santa Madre se pudo, andando el tiempo, aunque se tardó bastantes años, arreglar este grandísimo problema y volver a ocupar las tierras que siempre ocuparon los yukpas y barí. Hoy, todo el valle está en manos de los indígenas que desde siempre lo ocuparon armónicamente. Costó mucho reconquistarlo pero se logró. Al poco tiempo, Alochí, un viejo dirigente barí que fue expulsado de allí, volvió a construir su bohío en el mismo sitio de antes, a nueve