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Medios para adquirirla. 85 deseos; que su fiusto le hace ser despreciado de aquellos, de quienes busca la estimacion; y que su vanidad le hace caer en las corte- dades é ignorancias, de que él mismo tiene vergiienza, en los mismos tiempos, en que vá mendigando los «aplausos: mientras que los mas grandes honores, y el mas pequeño desprecio concurren igualmente á hacerlo des- graciado , como al favorito de Asuero, que elevado hasta la silla inmediata-al Trono, y á la familiaridad del Principe, suspiraba des- pues por la salutacion de: Mardoquéo, que asistía con los guardias en la: puerta de Pa- lacio, y no pudiéndola conseguir, se consu- mia de rabia y tristeza, y su despecho lo ha- ria revolcar en sus temores y espantos 1: en fin”, mientras el corazon del soberbio es como un mar agitado de una tempestad hor- rible, segun la espresion del Espiritu Santo 2: vosotros, ¡oh humildes de corazon ! Vosotros gozais de una perfecta calma, don precioso de Dios que es siempre fidelisimo en sus pro- mesas 3, CAPITULO II La mortificacion., MN 1, Es tan necesaria la mortificacion para la paz interior, como la humildad, y áun le 1. Aman lugens, et operto capite. Esth. 6, 12. 2 Impii autem quasi mare fervens. Isai. 37, 20. 5 Descite a me, quia mitis sum, et humilig corde: et invenietis requiem animabus vestris. S, Matíh. 11, Y. 9,