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Obstáculos, y medios paravencer!os. b7 sus remedios, y casi nunca en los medios de adquirir las virtudes opuestas. Ordinariamente se debe emplear mus tiempo en la adquisicion de la virtud, que en la destruccion del vicio; porque esto es abreviar el trabajo y asegurar el suceso. El buen hábito destruye siempre el malo; y esta maxima conviene singular- mente al escrupuloso. La vista y el amor del bien, alegran el corazon, lo Henan de un ardor animoso y lo ponen en paz; pero la vista muy frecuente de sus faltus, m0 produce sinó temor, tristeza y turbación. XXVI. Del amor del bien se sigue ne- cesariamente la aversion al mal; del amor de la virtud, el aborrecimiento y desvio del pe- cado, aunque sea solo venial. En esta aver sion y desvio, tiene un alma eserúpulosa un grande fondo de decision para sus dudas so- bre los pecados mortales; porque en cuanto a los veniales. debe ordinariamente detestar- los sin decidirlos ; y asimismo humillarse, sin examinar mucho si es culpable en ellos. Los examenes rigurosos sobre las faltas Jigeras, tienen comunmente mucho de amor propio, y cáusan dé ordinario mas embarazo de con- Ciencia que progresos en la virtud. Este tra- bajo escesivo, que se pone para esclarecer las dudas, y las que vuelven á vemr muchas ve- Ces, entibian la devoción, curvo fervor des- haría en un momento y sin examen, las fal- tas verdaderas , y convertirío en provecho las dudosas. De otra parte, esta es una máxima que me parece segura, y que yo creo ser de

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