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40 Páz ¡mlerior misma , fuente de los mas dulces consuelos pará los mayores pecadores, sufre esta álma inocente un ervel tormento. Dudosa é incierta por el temor, ya de disminuir sus Tallas, ú de exagerarlas; ya de engañar al Confesor ú de engañarse á si misma: ya de faltar alguna circunstancia de las menudas, que el eserú- pulo abulta á sus ojos, se acusa temblando; y la absolucion que la dá el Confesor, no hace otra cosa, que apretar los cordeles al tormento. Esto es asi, porque el eserúpulo cruel, hace que entren á su propio provecho hasta los mismos ejercicios de la piedad , de los cuales se sirve para combatirla con mas furor. El deseo que ella tiene de cumplir y salisfacer sus obligaciones , por grande que sea no le espanta : antes al contrario; saca de él alguna ventaja nueva: porque este anhelo de exactitud que deberia consolarla, se le con- vierte por su -instigacion, en un temor de faltar que la-allige siempre: y las pequeñas faltas , inseparables de este miedo escesiyo , se la representan, no- como escesos de celo, sinó como negligencias horribles; y como efectos de una indiferencia, injuriosa para Dios. Esta álma aligida se junta á una buena com- pañia, por distraerse un poco y buscar algun alivio, por ser este el medio propio para su consuelo, y el mas conveniente á su triste estado. Pero entónces , las importunas imáge - nes, los discursos vanos. los pensamientos, que dejó pasar en su distracción sin detener-