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328 Paz interior. CAPITULO X. Libertád interior, opuesta al espiritu de la violencia. Si el fervor es necesario , la libertad interior lo es mas. La violencia que destruye á esta por conservar á aquel, no es mas que una fuente de turbaciones y una pura ilusion. Nada hay tan tranquilo , nada tan capaz de los movimientos de la gracia ni tan pronto á obe- decerla, como una alma únicamente rendida á la voluntad de Dios que, bien lejos de mo- lestarnos interiormente y de hacernos esclayos, nos conduce á la libertad de hijos. Esta alma es dulce, simple, modesta, dócil, sociable, excelente, siempre dispuesta á la oracion. Pero en la violencia somos duros, inflexibles, me- Jancóbicos, llenos de altivez; devotos por sis- tema y por método , antes que por gracia y fidelidad. Asi como procede la libertad de nuestra única aplicacion á la voluntad de Dios, y de su amor que nos conduce : la violencia viene de la inclinacion á nuestra voluntad, y del amor propio que nos engaña. Este es el que nos dá esta disposicion invariable, esta continencia forzada , esta medida en los mo- vimientos, á que yo llamo devocion cadente, compasada y harmoniosa ; estos modos com- puestos, preciados , enfadosos , pueriles y del todo vanos, que desagradan á Dios y que no edifican mucho al prójimo cuando se hacen

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