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Práctica. 323 qué escondidos en Dios como en una soledad inaccesible á todas las criaturas, gozan sin cesar de él y representan á los ojos del mundo la vida de los Bienaventurados; sin embargo de que el mundo indigno de poseerlos , no está tan incapaz de discernir una tan alta per- feccion y una felicidad tan grande. MI. Ánimo pues ¡almas fieles! No es triste ni vergonzosa la pobreza que os exhorto ; sinó un despego delicioso y noble. Nuestras incli- naciones hacen nuestra esclavitud : y nuestra esclavitud no puede hacer sinó nuestra desgra- cia. Si se os pide todo por esta perla Evan- gélica , es porque ella sola vale mas que todo. Todas las riquezas de la tierra, todos los ho- nores del mundo, todos los placeres del cuerpo, todo el resplandor de los talentos son en su cotejo basura , barro y diversiones pueriles : y áun casi todos los otros bienes espirituales, los ejercicios de piedad, las austeridades cor- porales, las otras virtudes morales no son com parables con esta renuncia perfecta y toda Apos- tólica; de la cuál osó con razon san Pedr« decirle al Salvador ¿cuál podria ser la recom- pensa?A quien este buen Maestro respondió con la promesa de: una silla no solamente entra los Santos. sinó entre los mismos jueces da los Santos 1. ¿Sois llamados á una virtud sublime? No temais porque esa no tiene menos seguridad en la elevacion, antes bien sin ella no hay 2 Math. 19, y. 28.