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302 Paz interior. es nuestro interés secreto ó sensible, que no discernimos ú no tenemos valor para sacrifi- carlo. « Todos desean la paz dice el Autor de »la Imitacion de Cristo 1; pero no' todos tie- »nen el verdadero medio de procurarla. El mas »propio y mas breve es; no inclinarse á otra »cosa que á Dios solo; no desear nada fuera »de él; y no tener otra mira en todas sus ac- »ciones, y en todos sus proyectos, que glori- »ficarlo y darle gusto. -El hombre jamás se »entrega á un deseo desarreglado, sin fatiga »é inquietud dice áun el mismo Autor ?, á quien cito muchas veces y especialmente en este Capitulo, porque parece no tiene en su Libro otro objeto que la Paz interior, ni reconoce casi otro medio que el perfecto desprendimien- to, que él toca de mil modos y tráe casi para todo. «El reposo interior dice, fué siempre »desconocido del soberbio y del avaro; pero »el pobre y el humilde de espiritu gozan de »una profunda paz. El que no está perfecta- »mente muerto á sí mismo , se halla facilmente »tentado y casi siempre vencido de las cosas »mas pequeñas. Uno que aún está flaco en la »vida espiritual y que no tiene apagados los »sentidos, siente mucha pena en apartarse de »los deseos terrenos; y frecuentemente se en- »trega á la indignacion cuando lo quieren pri: »var de lo que ama; y del mismo modo á la »tristeza cuando él mismo quiere privarse de sella. ¿Se acuerda de lo que desea su corazon? 1 Lib.3, cap. 25. — 2 Ibid. cav. 6.

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